En la tarde del jueves, en el Congreso, en la Comisión de Transición Ecológica, quedó clara una cosa: ser los más listos de la clase en dicha materia, conlleva ser los más tontos del planeta en lo que a crecimiento económico se supone. En su comparecencia, Josu Jon Imaz, CEO de Repsol, señaló que España ha reducido sus emisiones de CO2 un 29,3% entre 2005 y 2019, pasando de 443 millones de toneladas anuales a 313 millones de toneladas, mientras que en ese mismo tiempo, China ha disparado sus emisiones un 74% y en Alemania sólo han bajado un 12,5%.
Esto recuerda en parte las palabras de su jefe en Repsol, Antonio Brufau, en la Junta de Accionistas del año pasado, cuando advirtió a la ministra ecologista Teresa Ribera (hoy también vicepresidenta) que España tiene objetivos más ambiciosos que Europa, y que había que tener cuidado con los costes de ese 'liderazgo'. Ante los diputados de los distintos grupos (entre ellos, los de Ciudadanos, que fueron los que propusieron su comparecencia), Imaz subrayó que las emisiones de CO2 son “un reto global” y que “el CO2 no es un contaminante sino un gas de efecto invernadero, causante del calentamiento global”. Por ello, cree que lo mejor es “evitar medidas que laven nuestras conciencias exportando emisiones de CO2 a otros países” y apuesta por “una estrategia de descarbonización ligada a nuestra capacidad industrial y tecnológica”.
Imaz cree que lo mejor es “evitar medidas que laven nuestras conciencias exportando emisiones de CO2 a otros países” y una descarbonización amplia que apueste por todas las tecnologías
El CEO de Repsol insistió en que si en España se acaban cerrando las industrias (acerías, papelera, refinerías, etc.) para “limpiar de una forma hipócrita nuestras conciencas”, llevando estas a otros países donde esas industrias son menos eficientes, no se estará solucionando el problema de las emisiones de CO2. Además, se estarán destruyendo empleos en nuestro país.
Imaz volvió a pedir (como ya hiciera hace unos días en el V Foro de Energía organizado por El Economista) que se midan bien las emisiones: no sólo en un punto de la cadena de suministro, algo que considera tramposo, sino “en el ciclo de vida completo de nuestros productos y acciones”. Asimismo, propuso una corrección para el punto 12 del proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética: que no hable de emisiones directas, sino de “emisiones netas”. Al hilo de esto, puso algún punto sobre alguna i, porque recordó que la electricidad genera el 42% de las emisiones, mientras que el transporte es responsable del 23%.
Por último, el CEO de Repsol recomendó “una ambición de descarbonización amplia, que apueste por todas las tecnológicas”. Es decir, no limitar las tecnologías, porque todas contribuyen.