Más problemas para Grifols. Este viernes se hunde en bolsa más de un 7% al enfrentar una demanda millonaria de 54.000 donantes en EEUU, que aumentaría aún más su elevada deuda. Un desplome que se ha suavizado ligeramente al 5% al cierre de la sesión.
La multinacional de hemoderivados que controla la familia catalana Grifols a través de cuatro sociedades ha sido denunciada por 54.000 donantes de sangre en el estado de Illinois por vulnerar su privacidad al haberlos obligado a proporcionar sus huellas dactilares, una práctica no autorizada, según informa El Economista. Y estos demandantes podrían tener las de ganar, porque recientemente ya han obtenido un fallo favorable en el Tribunal de Distrito de los EEUU para el Distrito Norte de Illinois: el juez destacó que la Ley de privacidad de información biométrica de dicho estado se antepone a las normativas de recolección de plasma, a pesar de que Grifols señaló que la Agencia de Medicamento estadounidense (FDA) le obliga a mantener un registro de donantes. Para dicho tribunal bastaba con una fotografía de los donantes.
Otro lío para el nuevo presidente ejecutivo, Steven F. Mayer, el primero ajeno a la familia Grifols, que también afronta la oposición al nuevo centro de investigación en Andorra y debe lidiar con la presión de los fondos porque el dividendo está cancelado hasta 2024
La multa podría ser de unos 1.026 euros por afectada si fue una violación de privación accidental o de unos 5.130 euros si fue intencionada. Como hay 54.000 demandantes, por ahora, Grifols tendría que afrontar un pago de entre 55 y 275 millones de euros, lo que elevaría su ya de por sí elevado endeudamiento hasta 5,2 veces el Ebitda, según estiman los analistas del Banco Sabadell. Estos recuerdan que la elevada deuda es la principal duda en la cotización de la compañía, la cual cae un 49% este año y un 37% en comparación con el Ibex, y acumula una depreciación bursátil del 61% en los últimos doce meses. Y ojo, porque el panorama podría ser aún peor si la cifra de donantes demandantes aumenta…
En paralelo, el nuevo presidente ejecutivo, Steven F. Mayer, el primero ajeno a la familia y que ha sustituido a Víctor Grifols Roura, afronta otro frente: crece la oposición al nuevo centro de investigación en Andorra por posibles “fugas de virus o patógenos”, otra muestra de que la manía de Grifols de no invertir en España le sale cara. Asimismo, debe lidiar con la presión de los fondos (Capital Research and Management Company, BlackRock y Europacific Partners Growth Fund) porque el dividendo está cancelado hasta 2024, y a los que se suma el fondo soberano de Singapur (GIC), que inyectó 840 millones para la compra de Biotest (cifra que Grifols se tuvo que anotar como deuda).
A la CNMV, Grifols ha remitido una nota donde “opina que tiene sólidos argumentos contra las reclamaciones de los demandantes”. Además, ha añadido que “no ha reconocido ninguna provisión por esta demanda en sus estados financieros debido a su falta de materialidad de acuerdo con la evaluación de riesgos realizada por sus asesores legales”.