Llegan más reveses para Talgo. Dos días después de que el intervencionista Gobierno Sánchez vetara la OPA del consorcio húngaro Ganz-Mavag por puro sectarismo ideológico, Bruselas apoya dicha decisión contra los ‘ultras’ húngaros y el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, ha señalado que estudian nuevas reclamaciones a Talgo por las averías de los nuevos trenes S106 (los famosos Avril).

Recuerden que Ganz-Mavag está participado en un 55% por la empresa ferroviaria húngara Magyar Vagon (propiedad del empresario András Tombor) y en un 45% por la sociedad estatal húngara Corvinus. El Gobierno Sánchez argumentó su veto en “la protección de los intereses estratégicos y de la seguridad nacional de España”, y en ello ha contribuido un informe del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) alertando de la conexión rusa. Sin embargo, hay una cosa clara: ni a los espías ni al Gobierno les preocupa el futuro del fabricante ferroviario que preside Carlos de Palacio y Oriol, y que tiene a Gonzalo Urquijo, ni el de sus 2.500 empleados directos.

Relacionado

Este jueves, desde la Comisión Europea (a la que se unirá Teresa Ribera, aunque aún no se sepa para qué cartera concreta), la portavoz comunitaria, Francesca Dalboni, ha evitado poner objeciones al veto del Gobierno Sánchez a la citada OPA. Es más, ha recordado que los tratados de la UE permiten restringir libertades de mercado único, como la libertad de establecimientos y libre movimiento de capitales, alegando motivos de seguridad pública. Asimismo, ha insistido en que “las medidas deben estar justificadas y ser proporcionales al objetivo que persiguen”, aunque ha apuntado que el tema puede terminar dirimiéndose en el Tribunal de Justicia de la UE.

Recuerden que los húngaros se resisten y darán batalla hasta el final, porque al conocer el veto del Gobierno Sánchez anunciaron que iniciarán “todas las acciones legales a su alcance” tanto en España como en la UE. También la asociación de accionistas minoritarios Aemec recurrirá la decisión de Moncloa. Y por cierto, debe pronunciarse la CNMV, pues el regulador bursátil que preside Rodrigo Buenaventura tiene el encargo de proteger a los inversiones minoritarios, aunque ya se ha visto en más de una ocasión que no siempre lo cumple.

La portavoz comunitaria, Francesca Dalboni, ha evitado poner objeciones al veto del Gobierno Sánchez a la OPA húngara sobre Talgo. Es más, ha recordado que los tratados de la UE permiten restringir libertades de mercado único, como la libertad de establecimientos y libre movimiento de capitales, alegando motivos de seguridad pública

En cualquier caso, el Gobierno tiene complicado que haya una alternativa a la OPA de Ganz Mavag. El principal motivo no es otro que el precio, que debe ser superior, al menos en un 5%, al ofrecido en la OPA húngara (619 millones de euros, es decir, 5 euros por acción). También debe ser una contraOPA, no una oferta de fusión o de combinación industrial, que es lo que hasta ahora ha ofrecido el fabricante ferroviario checo Skoda, que sí cuenta con el respaldo del Gobierno. Y en la búsqueda de alternativa, tras el veto a Ganz Mavag, aún no ha habido contacto del Ejecutivo Sánchez con Criteria Caixa, donde la resistencia anterior ahora se ha suavizado un poco y se subraya que podrían contemplarlo, siempre y cuando hubiera un socio industrial.

En paralelo, ha llegado otro revés para Talgo desde la Comisión de Transportes y Movilidad Sostenible en el Congreso de los Diputados, donde comparecía Óscar Puente, “a petición propia” para hablar sobre el caos ferroviario. Y es que el ministro ha señalado que estudian nuevas reclamaciones a Talgo de compensaciones para Renfe por los daños y perjuicios que le han causado las averías de los nuevos trenes Avril que el fabricante ferroviario le entregó, con bastante retraso, el pasado mayo, y que se sumarían a la que ya hay en curso por más de 167 millones.

Relacionado

Eso sí, ha sido menos vehemente con Talgo que en semanas anteriores. Ha referido que de los 22 trenes Avril entregados el pasado mayo, 11 han estado inmovilizados y fuera de servicio gran parte del tiempo. Sin embargo, el fabricante ferroviario “está reaccionando positivamente” y hoy hay 21 de esos trenes que están operativos, algo en lo que ha contribuido que Tarvia (compañía de mantenimiento que comparten Talgo y Renfe) haya recuperado el turno de noche y trabaje a tres turnos), así como el traslado de personal de Renfe y el aumento de trabajadores.

En la misma línea que el pasado viernes 23, en la Comisión de Transportes y Movilidad Sostenible en el Senado, el ministro Puente ha negado el caos ferroviario y ha insistido en que muchas de las incidencias son por “muchas causas ajenas que afectan al servicio”, volviendo a pedir disculpas y ha destacar que trabajan “para prestar un servicio ferroviario de la mejor calidad”. Hasta ahora, se nota poco. El socialista vallisoletano también ha subrayado en la complejidad que tiene la materia, dado que en nuestro país conviven tres tipos de ancho de vía (métrico, ibérico e internacional), se necesitan intercambiadores para gestionarlos (“un elemento crítico en la gestión de la infraestructura porque cualquier pequeño fallo se convierte en crítico”), diferentes tensiones eléctricas e incluso 5.200 kilómetros sin electrificar, y distintos sistemas de señalización y seguridad. A toda esta complejidad se suma un fuerte aumento de pasajeros, superando las estimaciones: 5,8 millones entre enero y mayo de este año y se podrían superar los 13,9 millones al cierre del año, frente a las previsiones que hace años fijaban menos de 10 millones para 2024 y 12,4 millones para 2024. Y todo esto coincide con las obras para ampliar y mejorar las infraestructuras ferroviarias existentes. 

Sólo desde Sumar se ha referido el veto a la OPA de Ganz-Mavag, y cómo no, ha aplaudido “el veto a los amigos de Vox”. Puente ha recibido críticas del BNG, Junts y ERC por los problemas ferroviarios en Galicia y en Cataluña, pero ha sido mucho más duro con Vox y PP, por supuesto. Incluso ha recordado que los trenes Avril fue una adjudicación del PP, siendo ministro Íñigo de la Serna, una operación que él considera que tuvo un fuerte descuento y fue arriesgada porque “compramos un prototipo” y no unos pocos trenes, sino 30, “una machada, arriesgándose a que pudiera fallar”. Eso sí, Puente ha añadido: “Sigo pensando que el Avril es una gran tren”. Además, a las tres peticiones de dimisión ha respondido que cuando llegó al Gobierno Sánchez le dijeron que “la petición de dimisión puntuaba, así que salgo de aquí con tres puntos”.