Las cuentas de MásMóvil de 2022, presentadas este martes por la compañía, constatan que el modelo de crecimiento de la operadora estaba agotado y requería una salida, que se ha concretado en la fusión con Orange. Hablamos de MásMóvil como una operación financiera capitaneada por los tres fondos propietarios, Providence, KKR y Cinven, y ejecutada por el CEO, Meinrad Spenger.
Resumiendo: el modelo hasta aquí ha sido crecer mediante compras, invertir poco -o nada- en infraestructuras y captar clientes con ofertas muy agresivas. El objetivo era crecer cuanto más rápido mejor y a costa, eso sí, de una deuda que en diciembre de 2022 se situó en 6.282 millones de euros, 448 millones menos que en 2021. Y es que en París, a la hora de firmar la fusión, preocupaba el elevado apalancamiento, más todavía en un entorno de subida de tipos. Aun así, casi un tercio del ebitda (1.152,3 millones) se fue en pagar los gastos financieros, que ascendieron a 371,7 millones.
Como contrapartida, MásMóvil vendió el 51% de la red de fibra de Euskaltel por 580 millones, lo que le ha permitido presentar un beneficio de 443,6 millones de euros, un 134% superior al del año anterior.
Porque el negocio creció, pero a un ritmo menor. Los ingresos totales aumentaron un 17%, hasta los 2.894 millones, aunque sin contar la operación Euskaltel, el crecimiento habría sido del 2%. Lo mismo sucede con los ingresos por servicio: el aumento del 19% (2.647 millones) se reduce hasta el 2% sin tener en cuenta el extraordinario.
La captación de clientes continuó durante el año y cerró el año con 227.000 líneas nuevas de banda ancha, hasta alcanzar 3,3 millones (+7%) y 565.000 de móvil, hasta 12 millones, de las que la mayoría, 9,3 millones, son de contrato.
Al final, son muchos los que opinan que lo único que ha logrado MásMóvil, que apenas ha invertido en red, es devaluar el sector. Menos los fondos que han dado el pelotazo, claro está.