Masorange cerró los primeros nueve meses del año con unos ingresos de 5.464 millones de euros, sólo un 0,5% más que un año antes, según las cuentas publicadas este jueves. Sin embargo, el resultado de explotación (ebitda) alcanzó los 1.924 millones, un 3,3% más que el del año anterior, lo que significa que mejoró significativamente la rentabilidad, algo que se consigue, entre otras medidas, apretando mucho a los proveedores.

Otro buen dato, sobre todo en el sector teleco: la generación de caja operativa aumentó un 20,5%, hasta los 1.284 millones de euros.

Ahora bien, lo que no mejoró fue la deuda, que cerró septiembre en los 12.561 millones de euros, un 1,39% menos. Sí, la deuda sigue siendo muy elevada y continúa siendo uno de los mayores problemas de la compañía, aunque cuando Orange tome el control total sobre la empresa, en 2026, la asumirá en su totalidad.

Como recordarán, uno de los objetivos de la ‘joint-venture’ era obtener unos ahorros de 500 millones. Pues bien, desde enero se han alcanzado 85 millones, lo que le permite a la empresa mantener el objetivo de los 100 millones en este ejercicio.

Y todo esto es bello e instructivo porque Masorange lo ha logrado antes de firmar -este mes- el ERE que afectará a 650 empleados, el 8% de la plantilla. Un expediente de regulación de empleo que Spenger prometió que no haría, pero que mejorará el ahorro de costes en el medio plazo, justo antes de la toma de control por Orange.

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En cuanto a la actividad comercial, Masorange sumó 350.000 nuevos clientes, de los que 208.000 fueron de móvil y 142.000 de fibra. La teleco cerró septiembre con 33 millones de líneas en total, de las que 25,8 millones son de móvil y 7,1 millones de banda ancha fija.

El grupo Orange, por su parte, facturó un 2% más, hasta los 29.834 millones de euros, y aumentó el Ebitdaal (resultado de explotación tras arrendamientos) un 3,2%, hasta los 8.857 millones. España sigue siendo el segundo mercado de esta teleco, sólo por detrás de Francia.