Los inversores acogieron es viernes los resultados de Meliá con moderada satisfacción y durante buena parte de la mañana la cotización ha estado subiendo alrededor de un 1,5%, casi un punto porcentual por encima del Ibex (+0,6%).

Lo cierto es que la cadena hotelera cerró un buen año 2023, con un aumento de los ingresos del 14,2%, hasta los 1.932,2 millones de euros y un Ebitda de 489,8 millones, un 13,7% superior al del año anterior, que ya fue bueno respecto al de 2021.

De esta manera, el RevPar (ingresos por habitación disponible) aumentó un 17,3% en el año gracias a la subida de tarifas del 6,8% y a la mayor ocupación, que aumentó un 9,9%, según la compañía, que resalta que está todavía un 4,3% por debajo del nivel de ocupación previo a la pandemia.

La deuda sigue siendo elevada (2.613,1 millones de deuda neta), si bien se redujo en 59,9 millones durante el ejercicio. La compañía destaca en sus cuentas que dispone de una liquidez de 330 millones de euros, pero ahí están incluidas líneas de crédito no dispuestas que, en el momento de activarse, generarán intereses a pagar.

¿Por qué mencionamos esto precisamente? Porque lo que ha lastrado el beneficio del grupo ha sido el resultado financiero, que alcanzó los -94,6 millones de euros, frente a los -61,2 millones del año anterior debido, principalmente, al aumento de los gastos de financiación bancaria, impactados negativamente por la subida del tipo de interés medio anual, que alcanzó el 5,16% frente al 3,13% anterior.

De esta manera, el beneficio bruto de Meliá fue de 149,3 millones, un 4,5% menos que en 2022. El beneficio neto, sin embargo, fue un 8,3% superior (130,1 millones) porque abonó menos impuestos: 19,2 millones frente a los 36,2 millones de 2022.

A todo esto, se ha abierto otro frente para Escarrer que no es otro que el espinoso asunto de las remuneraciones de los consejeros. Brevemente: en la Junta de 2023, el 14,7% de los votos fueron negativos, un porcentaje muy elevado de por sí, pero más aún si tenemos en cuenta que casi el 50% del capital está en manos de la familia. Es decir, el 14,7% del 50% desaprobó las remuneraciones de 2022.

Veremos qué sucede en la votación de este año, porque Gabriel Escarrer ganó un 6% más que en 2022, hasta los 1,5 millones de euros.