La ministra de Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera, ha vivido durante la COP25, probablemente, los días con más trabajo desde que es miembro del Gabinete Sánchez. Una Cumbre del Clima que se ha preparado en tiempo récord y que preside Chile, donde se ha pedido acción y ambición, aunque se ha cerrado con cierto fracaso. Ribera prefiere quedarse en lo primero y está empeñada en que España sea neutra en emisiones de CO2 en 2050, pero el deseo puede no ser suficiente para convertirse en realidad.
“Hay quienes estamos llamados a hacer más. No es tolerable ni dar marcha atrás ni quedarse en silencio”, ha señalado la ministra de Transición Ecológica en funciones hace unos días. Asimismo, ha recordado que en el año 2020, los países deben presentar sus estrategias de descarbonización a largo plazo y “España quiere ser neutra climáticamente en 2050”, objetivo para el que la ambición no basta. Por ejemplo, Emiratos Árabes Unidos (EAU) se ha comprometido a reducir las emisiones de CO2 un 70% para 2050, pero duda de los países que hablan de alcanzar las cero emisiones en dicho año.
Ribera quiere evitar la emisión de una de cada tres toneladas de emisiones de CO2 antes de 2030, pero ojo, para entonces ya habrá empezado el cierre progresivo de las nucleares
Ribera también quiere evitar la emisión de una de cada tres toneladas de emisiones de CO2 actuales antes de 2030. En ese mismo año el Gobierno también quiere que un 42% de la energía final sea renovable y la eficiencia sea superior al 39%. Objetivos que no resultarán fáciles y más teniendo en cuenta que se ha acordado el cierre progresivo de los siete reactores nucleares operativos entre 2027 y 2035. Y todo ello, pese a que la nuclear evita emisiones superiores a los 30 millones de toneladas de CO2 y a que es una fuente de generación masiva de electricidad que no produce gases de efecto invernadero.
España ha preferido apostar fuerte por las nuevas instalaciones de energías renovables, de hecho, ya ha batido el récord histórico que alcanzó en 2008: hasta ahora, ya ha instalado 4.884 megavatios (MW) de energía verde, que superan los 4.658 de hace once años, según El Independiente. Eso sí, no hay que olvidar que estos proyectos se tienen que enganchar a la red y para ello se necesitan permisos que dependen de comunidades autónomas y ayuntamientos. Y claro, como se quieren cumplir los objetivos, el tiempo apremia y las empresas (sobre todo, Endesa e Iberdrola, presionan).
España ha preferido apostar por las renovables y ya ha batido el récord histórico de 2008: en lo que va de año ya ha instalado 4.884 MW nuevos
Paralelamente, no hay que olvidar que Ribera tendrá que reformar su plan de transición energética, y no lo hará sólo por ambición. La principal razón es que el gas (mal que a ella le pese) tomará más importancia en la lucha contra el cambio climático, junto a las renovables, tal y como quiere la nueva comisaria europea de Energía, Kadri Simson.