El bono norteamericano a 10 años, la principal referencia mundial en renta fija, ha ascendido hasta los 2,68%, el mismo día en el que Apple superaba los tres billones (billón europeo, un 1 seguido de 12 ceros, no de 9) de dólares, es decir, el doble del PIB español.
Conste que el PIB y la capitalización de una empresa son difícilmente comparables pero lo cierto es que ambas cosas apuntan a que estamos asistiendo al final del dinero fácil, de los estímulos artificiales, aunque Christine Lagarde se empeñe en mantenerlos en Europa.
La subida del precio del bono norteamericano corre paralelo a la subida del precio del petróleo, que no es buena noticia, y a la subida de las bolsas, que puede ser buena o mala pero en ningún caso crucial.
Ahora bien, que la deuda soberana suba de precio, por tanto de coste, es bueno y es malo: es bueno porque se acaba la burda tendencia, que dura más de un quinquenio y camina hacia el decenio, del dinero en negativo, lo que ha provocado dos efectos indeseables.
Apple ya vale 2,5 billones de euros, tres billones de dólares. El doble del PIB español
Por una parte, ha favorecido a una clase política de irresponsables que emitía deuda para comprar voto cautivo, su permanencia en el poder, endeudando a las próximas generaciones y, al tiempo, los tipos en negativo devaluaban toda la economía mundial.
Por tanto, el bono a 2,68 es una buena noticia pero no lo será lo que va a costar el cambio de era. Por ejemplo, el Reino de España, con una deuda próxima al 125% del PIB, tendrá que pagar mucho más por sus emisiones lo que, con el déficit público que ya soportamos, puede llevar a España al borde del rescate. Sí, del rescate.
Pedro Sánchez confía en que la mutualización de la deuda le salve de la quema pero no olvidemos que esa mutualización, destinada a financiar los fondos europeos, aún supone una mínima parte de cada una de las deudas nacionales, por ejemplo, la española.
Sí, el mundo se prepara para una crisis de deuda pública. No es agradable.