La economía española languidece, tal y como muestran los datos hasta agosto de la balanza por cuenta corriente, cuyo superávit se desplomó un 78,7% según datos publicados este lunes por el Banco de España, situándose en 1.000 millones de euros, frente a los 4.700 millones de agosto de 2021.
La cuenta corriente incluye los ingresos y pagos con el exterior por las exportaciones e importaciones de bienes y servicios, y por las rentas primaria y secundaria.
Pues bien, el aumento del superávit del turismo y viajes (44.100 millones, frente a los 9.400 millones de 2021) no fue suficiente para que el superávit de bienes y servicios alcanzara el mismo nivel que en 2021: se quedó en 16.000 millones, 900 millones menos que el año anterior.
Y al menor superávit de bienes y servicios hay que añadir el mayor déficit de la renta primaria (rentas de trabajo, de la inversión, impuestos sobre producción y la importación, así como subvenciones) y secundaria (transferencias personales, impuestos corrientes, cotizaciones y prestaciones sociales, etc.), que alcanzó los 8.200 millones, frente a los 7.400 millones de agosto de 2021.
Esto no marcha, por mucho que la vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, se empeñe en vendernos que la economía española es la que más crece de Europa. Si eso es así, es porque fue la que más cayó y será la que más tarde recupere los niveles previos a la pandemia.