Jaime Ruiz Sacristán, consejero del Banco Popular, ha declarado ante notario, se supone que, como paso previo, a una impugnación, lo ocurrido en el consejo de administración del Banco Popular, celebrado el 6 de junio de 2017, horas antes de la intervención de la entidad.
Les aconsejo que lean el informe jurídico que explica el significado de dicha declaración notarial (VER DOCUMENTO ADJUNTO).
Ruiz Sacristán era consejero del Banco Popular en representación del mexicano Antonio del Valle, quien si hubiera sabido lo que iba a hacer Emilio Saracho como presidente -destruir el Popular-, seguramente no hubiese conspirado para que sustituyera a Ángel Ron.
En definitiva, todo fue un engaño, eso está claro. Ahora hay que descubrir la responsabilidad que cada cual tuvo en la intervención forzada... ¡por un euro!
El informe da cuenta de lo que ocurrió aquel conspiratorio día de principios de junio. El Banco Popular fue intervenido por la Junta de Resolución Europea (JUR) y vendido al Santander por 1 euro la noche del 6 al 7 de junio de 2017. Horas antes, el día 6, con apenas unas horas de antelación, el todavía presidente del Banco Popular, Emilio Saracho, convoca un consejo de administración al que naturalmente no le da tiempo a acudir, presencialmente, más que a unos pocos vocales. En esa reunión se les pide que se hagan el harakiri, aunque se les miente y se les dice que ese aparente suicidio no significa la liquidación del Banco Popular. Pues bien, era precisamente eso lo que se les estaba pidiendo: reconocer una crisis de liquidez que horas después sería el argumento esgrimido por la JUR y el BCE para liquidar la entidad y no pagar los 1.300 millones que el banco valía en bolsa, ni pagar a los bonistas.
Saracho vino armado con dos abogados de Uría y Menéndez quienes llegaron a amenazar a los consejeros, si no firmaban, con pérdidas patrimoniales (la verdad es que horas después lo perderían todo) y el Santander se llevaría el 100% del Banco Popular por 1 euro.
La esposa de Javier Botín y el hijo de Rodrigo Echenique son socios de Uría y Menéndez
Conviene recordar que Uría y Menéndez siempre ha sido el bufete del banco Santander y que, por decir algo, Marta Ríos, mujer de Javier Botín es socia de Uría y el hijo de Rodrigo Echenique, de nombre Manuel, ocupa un cargo similar.
El documento que se les forzó a firmar supone una autoconfesión de falta de liquidez que sería aprovechada por la JUR para la intervención. Lo cierto es que en pleno siglo XXI con los más poderosos bancos centrales de toda la historia, una entidad financiera nunca quiebra por falta de liquidez, sino por falta de solvencia. Y que quien le estaba instando al cierra era, precisamente, quien debía facilitarle esa liquidez.
Es igual, en Europa se había decidido hacer maniobras con fuego real para aclarar el modelo de crisis bancaria en la futura unión bancaria europea.
Y le tocó a España, gobierno débil, y a un banco español que no estaba, ni mucho menos, quebrado.
Ahora bien, sigue la incógnita del papel jugado por Emilio Saracho al frente del Banco Popular. Hasta ahora todos habíamos creído que el señor Saracho llegó a la presidencia del banco para venderlo al Santander. Pero ojo, para venderlo, no para regalarlo por un euro. La gestión le importaba un comino. Recuerden su famosa y muy delicada frase: "No tengo ni puta idea de cómo se gestiona este puto banco".
Sin embargo, una vez que Ana Botín deja de considerarle interlocutor válido (previsiblemente porque la presidenta del Santander ya sabía que se lo iban a regalar) resulta incomprensible que Saracho colabore en la intervención, manu militari, del Popular por la JUR. Es cierto que Saracho se llevó más de cinco millones de euros por cinco meses de trabajo... muy poco trabajo, pero también lo es que no tenía nada que ganar oficiando como chamán con la víctima propiciatoria llamada Banco Popular.
En cualquier caso, le dio la puntilla con mucho entusiasmo y el secretario del consejo del Popular, Joaquín Hervada, monaguillo de Saracho, así como el bufete Uría y Menéndez jugaron un papel determinante en el sacrificio ritual.