No se puede hablar de acuerdo cerrado porque uno de los presuntos firmantes del pacto, los árabes de STC han adoptado una actitud que diplomáticamente vamos a calificar como altiva. Vamos, que todavía no han pedido permiso a Gobierno para su inversión en Telefónica. Oficialmente, del 4,9% del capital aunque oficiosamente están ya por encima del 10%.
Pero lo cierto es que en la SEPI ya han hecho su dibujo: cuatro grandes socios, a partir de un 5% del capital por cabeza y con presencia en el Consejo. Y allá al fondo; otra complicación: ¿Qué participación tendrá Telefónica en la futura industria de Defensa española y si una compañía trufada por capital saudí puede ser la clave de la seguridad nacional?
Si contamos a Javier de Paz, el Gobierno Sánchez contaría con dos consejeros, pero el amigo de Zapatero también puede estar llamado a salir (18 años de vocal)
Divertir instruyendo es nuestro lema: el asunto de la islámica STC tiene su enjundia dado que la ley española exige que la compra del 10% del capital de una empresa española estratégica cuente con el visto bueno del Gobierno... por lo que los moros han decidido aparcar parte de sus compras, con el mayor de los descaros, en el Morgan Stanley. Así no tienen que pedir permiso al Gobierno Sánchez aunque, hasta el potito sabe en la citi madrileña cuánto posee la estatal árabe STC.
Ahora bien, si los árabes quieren entrar en el Consejo, reducido a 15 miembros, resulta que no podrá presentar un porcentaje de acciones inferior a 100 dividido por 15. Es decir que en cuanto dispongas de un 6,6% del capital tienes derecho a un consejero, el 5% no basta. ¿Además de eso se le pueden poner pegas? Sí, pero cuanto más poderoso seas, menos pegas se pueden poner.
Por de pronto, el Ejecutivo anuncia que comprará un 5% de la operadora, lo mismo que oficialmente posee el altivo musulmán. Y ojo, y esto es lo más significativo, quiere, como en Bankia, un asiento en el Consejo.
Además, se da la circunstancia, un tanto cachondeable, de que el PSOE ya tiene a su hombre en el Consejo de telefónica: Javier de Paz, próximo a cumplir 18 años en el máximo órgano de administración de la operadora.
Sin desechar la posible fusión entre Telefónica e Indra-ITP, lo que aumentaría la influencia de Sánchez en la operadora
En cualquier caso, a día de hoy, el 5% no da para un consejero, que no son 20 los miembros sino 15. Además las normas de buen gobierno corporativo también exigen más independientes que dominicales y más mujeres. Mira, eso estaría bien: advertirles a los saudíes que sí se admitirá un miembro en el Consejo... con tal de que sea de sexo femenino.
Y luego están los casos de Caixa-Caixabank y BBVA. Nadie va a discutir que sus representantes tengan categoría de vicepresidente pero sí es cierto que al presidente del BBVA, Carlos Torres, no le ha hecho mucha gracia la entrada de los saudíes y tampoco es amigo de Pedro Sánchez.
En cualquier caso, con todas estas barreras y si los saudíes se portan bien y no hacen alarde de lo que ya poseen pero por la puerta de atrás, la nueva Telefónica estaría formada por un núcleo duro de cuatro socios con un 5% del capital cada uno y con presencia en el Consejo. ¿Y eso es la estabilidad? No, eso es la guerra fría que en ocasiones no acaba en guerra abierta... no sean pesimistas.
Todo ello sin desechar la posible fusión entre Telefónica e Indra-ITP (que todavía no es Indra pero estamos en ello), lo que aumentaría la influencia de Sánchez en la operadora. Curioso, porque cuando Hispanidad adelantó esta posibilidad, algunos nos respondieron que no era posible comparar a un de capitalización media como Indra con la teleco de bandera española. Quien dice eso no tiene en cuenta los planes del Gobierno Sánchez para la industria de defensa española que conlleva también seguridad cibernética. Eso sí que daría sentido a una fusión Telefónica-Indra. Pero tranquilos, que en materia de industria de Defensa, a Sánchez se le está pasando el arroz.
En resumen, que en el distrito C hay dos posturas: quienes piensan que no hay nada pero que una Telefónica colonizada por los árabes frente a quienes sospechan que aún es peor una Telefónica estatal.