El trilero de José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social, ha descubierto el largo plazo. O sea, si planteas medidas a aplicar en ocho años puedes conseguir dos cosas:
1.Que el latigazo no parezca tan duro.
2.Y que se juzgue tu decisión en el tiempo.
Pero eso no significa que tu decisión sea buena. De hecho, en mi opinión no puede ser peor. Lo que ha hecho el titular de las pensiones del Gobierno Sánchez es lo contrario de lo que tenía que hacer: en lugar de reducir -mejor, anular- los impuestos laborales, las cuotas sociales, que es la única forma de crear empleo, las sube. ¡Eres genial, Escrivá!
El Gobierno Sánchez cobrará más impuestos a los autónomos, precisamente a los cuentapropistas, que reciben menos a cambio de pagar menos
Y ojo, el Gobierno Sánchez cobrará más impuestos a los autónomos, precisamente a los cuentapropistas, que reciben menos a cambio de pagar menos. Y pagan menos cuotas (no más cuotas que los trabajadores por cuenta ajena sino más cuotas que las empresas con asalariados, que no es lo mismo) sencillamente porque el autónomo está dispuesto a cobrar menos pensión, a cobrar menos paro o ningún paro, a no ponerse de baja... con tal de poder sacar adelante a su familia. Les subes impuestos al trabajador por cuenta propia, es decir, al elemento más diligente y más productivo de todo el entramado económico. Hay que ser tonto y hay que ser miserable.
Insisto: la única reforma laboral es la que se asienta en estas tres patas: contrato único con indemnización fijada de antemano, suprimir las cuotas y cambiarlas por IVA, y salarios dignos, empezando por un salario mínimo muy superior al vigente en España.
El trilero Escrivá y el desastre Calviño nos llevan a la ruina.