Decíamos que Ignacio S. Galán, presidente y CEO de Iberdrola, está lanzado contra todos (Gobierno, fondos de inversión, medios de comunicación,...) y que ha abandonado a Joseph Oughourlian a su suerte en PRISA (su yerno, David Mesonero, deja de ser director financiero). Entre estos hechos se ha dado un nuevo palo del ingeniero salmantino a Pedro Sánchez, esta vez en el Foro de Davos y algo más moderado que otros anteriores. Se ve que se ha dado cuenta que enfrentarse al Gobierno -sea de derechas o de izquierdas- no se perdona, pues es lo que le pasó a Francisco González (más conocido como FG), expresidente de BBVA.
En el Foro de Davos, Galán ha señalado que hay que actuar con urgencia y contar con un “marco estable” para las energías renovables. “Tenemos tecnología, el apoyo de la sociedad y, como empresas, estamos dispuestas a desempeñar nuestro papel, invirtiendo y comprometiendo todos nuestros recursos humanos y tecnológicos, pero necesitamos claridad, estado de derecho y una regulación atractiva”, ha subrayado. Claro que lo ha hecho fuera de España (en Davos, Suiza) y eso puede haber influido, porque a primeros de abril, dentro de nuestras fronteras, Galán la armó al referir que España carece de "seguridad jurídica" y posee un elevado “riesgo regulatorio”.
Galán considera que la transición es inevitable, pero “aún no lo suficientemente rápida. Hay que acelerar el cambio, lo que requiere una sólida voluntad política”, ha añadido, recordando que las inversiones en energías limpias tienen largos periodos de amortización y los inversores necesitan señales sólidas
Ahora el ingeniero salmantino de 71 años (cumplirá 72 el próximo 30 de septiembre), que sigue mareando a los fondos que le exigen nombrar un CEO, principalmente a BlackRock, ha bajado algo el tono, incluso ha participado en un pequeño encuentro de Sánchez con los representantes de empresas españolas que han acudido al Foro de Davos, que se produjo en un ambiente cordial. Además de Galán y el presidente del Gobierno, en dicho encuentro estaban: José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica; así como el de BBVA, Carlos Torres; y el de Ferrovial, Rafael del Pino; el CEO de Repsol, Josu Jon Imaz; y el presidente y CEO de Naturgy, Francisco Reynés.
Galán ha insistido en que hay que acelerar la transición energética porque “las medidas que ralenticen la transición a las energías limpias tendrán costes muy importantes” y en países como España podrían equivaler a casi el 8% del PIB. En su opinión, “la transición no solo reducirá la dependencia exterior a los combustibles fósiles y los costes energéticos, sino que contribuirá a mejorar la seguridad energética, ya que las fuentes serán locales e infinitas, tendrá beneficios ambientales y contribuirá al desarrollo industrial y del empleo”, ha referido. Eso sí, considera que la transición es inevitable, pero “aún no lo suficientemente rápida. Hay que acelerar el cambio, lo que requiere una solidad voluntad política”, ha añadido, recordando que las inversiones en energías limpias tienen largos periodos de amortización y los inversores necesitan señales sólidas para dirigir su capital a los entornos más favorables.
Claro que en la rebaja del tono de Galán no sólo puede haber influido el evento (el Foro de Davos), sino también que quizá se ha dado cuenta de que enfrentarse al Gobierno -sea de derechas o de izquierdas- no se perdona. Es lo que le pasó a FG. Recuerden que este último llegó a la presidencia de Argentaria el 17 de mayo de 1996 y dirigió su privatización en tiempos del Gobierno Aznar y su fusión con Banco Bilbao Vizcaya (BBV), dando lugar a BBVA. Así en enero de 2000, FG se convirtió en presidente de BBVA, puesto en el que estaría hasta el 20 de diciembre de 2018, cuando dio el relevo a Carlos Torres. En esta trayectoria, FG no logró hacerse con el favor del Gobierno Zapatero porque había sido colocado por el entonces pepero Rodrigo Rato. Más tarde, con sus críticas al Ejecutivo, FG también cabreó a Luis de Guindos, ministro de Economía durante la mayor parte del Gobierno Rajoy (menos los últimos tres meses, pues tras conocerse su salto a la vicepresidencia del BCE, dio el relevo a Román Escolano).