Banco Santander no descarta dar un golpe en la mesa y adquirir Novo Banco, según palabras del consejero delegado de Santander Totta, Pedro Castro Almeida. “Es una cuestión de oportunidad y de precio”. “Estamos aquí para estudiar todas las oportunidades”, afirmó.

Novo Banco es, ciertamente, una oportunidad, que convertiría al Santander en el primer banco de Portugal, un mercado maduro en el que crecer de manera orgánica es un proceso muy difícil y, en cualquier caso, lento. El 75% de Novo Banco está, desde 2017, en manos del fondo Lone Strar Funds y el 25% restante es del Estado portugués y el fondo de resolución bancaria.

Habrá que ver qué precio ponen a la entidad que, conviene recordar, nació en 2014 tras la escisión de Banco Espírito Santo, en dos: un ‘banco malo’ al que se traspasaron los activos tóxicos, y un ‘banco bueno’ renombrado Novo Banco, que fue rescatado con 4.900 millones de euros.

Portugal es un mercado interesante, pero muy pequeño comparado Brasil o EEUU, mercados en los que el Santander está muy centrado actualmente. Brasil, además de ser un gigante con una población de más de 216 millones de personas, tiene como presidente a Lula da Silva, con quien Ana Botín se entiende a la perfección. Brasil se ha convertido en el segundo mercado del grupo, con un beneficio 1.771 millones de euros hasta septiembre, (+24%), sólo por detrás de los 2.837 millones ganados en España.

El otro foco del ‘nuevo’ Santander es Estados Unidos, un mercado tan grande como complicado y en el que Botín quiere dar un salto significativo, más allá de la financiación a autos, tras el lanzamiento, hace apenas un mes, de Openbank. Ya veremos qué acogida tiene y su evolución en los próximos trimestres. De momento, la oferta se centra en productos de ahorro y no será hasta 2025 cuando se amplíe hasta ofrecer un servicio bancario completo. En los nueve primeros meses de este año, el Santander ganó 880 millones de euros, un 1,7% más que en el mismo periodo de 2023.

Ha llegado el momento de hablar de México, donde el Santander se ha volcado, pero al que actualmente le ha dado menos visibilidad de la esperada. Lo vimos el 19 de noviembre, con el lanzamiento de Openbank, mucho más discreto que en EEUU, donde hubo, incluso, toque de campana en Wall Street.

El problema de México se llama Claudia Sheinbaum, sucesora de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en la Presidencia del gobierno, tras ganar las últimas elecciones. El caso es que Botín se entendía con AMLO -no tan bien como con Lula, pero se entendía-, a pesar de sus salidas de tono, especialmente durante los últimos años de mandato. Botín, sin embargo, no termina de entenderse con Sheinbaum. Lo más positivo es que todavía es pronto y la situación puede mejorar, aunque las primeras declaraciones de doña Claudia, exigiendo que España pida perdón a México, no invitan a un optimismo excesivo.

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En definitiva, México, principal mercado su máximo rival, el BBVA, ha pasado de gran apuesta a estar en observación. Más aún tras el anuncio de Trump de imponerle aranceles. Lo cierto es que el Santander ya es muy fuerte en México, donde ganó, nada menos, que 1.234 millones de euros hasta septiembre, un 6,1% más que en 2023.

Tendríamos que hablar también de los cinco negocios transversales del Grupo: Retail (banca minorista), Consumer (Digital Consumer Bank), CIB (banca corporativa y de inversión), Wealth (gestión de fondos y seguros) y Payments (pagos). Eso será en otra ocasión.