Carlos Torres y Josep Oliu eclipsaron la toma de posesión de José Luis Escrivá en el Banco de España, el martes 24. El protagonista, junto con el gobernador saliente, Pablo Hernández de Cos, la nueva subgobernadora, Soledad Núñez, y su antecesora, Margarita Delgado, tuvieron que hacer la estatua durante unos instantes, mientras el pueblo se entretenía observando el saludo entre los presidentes del BBVA y el Sabadell.

Es la operación del momento, sin duda, y la va ganando el Sabadell. Primero en el parqué, donde se ha revalorizado un 11,5% desde que saltó la noticia, a finales de abril, frente a la caída del 11,3% que han sufrido los títulos del BBVA, lo que resulta muy relevante porque la oferta carece de efectivo y sólo contempla intercambio de acciones: 1 título de la entidad vasca por cada 4,83 de la catalana.

Suma y sigue: las patronales catalanas, junto con las pymes, también están con el Sabadell, al igual que los sindicatos de clase, que no pueden defender una operación que implicará, sí o sí, reducir la plantilla de la entidad resultante.

El Gobierno, por su parte, mantiene su ‘no’ inicial a la fusión y cada día que pasa se hace más difícil que cambie de opinión, aunque sobre esto lo aconsejable es no mojarse demasiado. Hemos visto tantas cosas que parecían imposibles… Lo cierto es que Moncloa continúa rechazando la fusión. No hay más que leer los últimos artículos publicados en El País y La Vanguardia para comprobarlo.

En definitiva, el Sabadell va ganando la batalla, pero los institucionales, accionistas del banco catalán, se inclinan por abrazar al BBVA, no tanto por la oferta, que es tacaña, sino por aquello de que prefieren un banco grande, ‘too big to fail’: burro grande, ande o no ande.

Y entre esos institucionales sigue jugando un papel clave el mexicano David Martínez, máximo accionista individual del Sabadell, con un 3,5% del capital. Martínez no firmó el rechazo del Consejo a la OPA amistosa y sigue arrastrando a los fondos que, entre todos, suponen más del 52% del capital suficiente para que la operación salga adelante.

“Nuestra convicción clara es que no hay problemas de competencia y que debería aprobarse, en nuestra opinión, en la fase uno”, afirmó este miércoles el CEO del BBVA, Onur Genç, en Londres. El banquero comparó la OPA con la fusión Bankia-Caixabank que la CNMC aprobó en fase uno, pero no mencionó que aquella fue un acuerdo amistoso y la suya, hostil, además del pequeño detalle de que Bankia era del Estado.

Conclusión: la operación está en manos de la CNMC, que podría poner unas condiciones tan duras como inasumibles para los accionistas del BBVA. Sería el fin de la OPA… y de Carlos Torres.