Con la caradura que le es propia, Pedro Sánchez volvió ayer a presidir otra cumbre con el primer ministro polaco, Mateo Morawiecki, en Varsovia. La verdad es que el polaco no se calla y sabe con quién trata, pero tiene su aquel que el progresista Sánchez, que es quien más ha esparcido por Bruselas el bulo de la xenofobia, homofobia, transfobia y otras características 'ultras' del Gobierno de Varsovia, pretenda hermanarse con un Morawiecki que confía tanto en su invitado como en una víbora cornuda.
La Polonia solidaria con Ucrania es, al mismo tiempo, la economía emergente de la Unión Europea, el Estado que se enfrenta con más valentía al ejército ruso y el país que progresa gracias a sus principios cristianos, a los que no ha renunciado y que, por ejemplo, en materia energética no se dedica a automutilarse y volver a la caverna, como hace España, sino que opera en positivo, y echa mano de todas las fuentes de energía de las que dispone. Vamos, que cuidan del planeta pero no son idiotas.
Por contra, preso de su ultra-progresismo ultra, Pedro Sánchez se dedica a hundir, a arruinar España y a la economía española.
Pero al caso: Sánchez se ha presentado en Varsovia, tiene bemoles la copla, como el posible suministrador de gas a Europa. Y lo hace, sin despeinarse, tras someterse a los intereses estratégicos de Estados Unidos, humillarse ante Marruecos y... encabronar a nuestro suministrador de gas, Argelia... que encima lleva razón en el asunto Sáhara.
Ribera ataca a las centrales nucleares francesas asegurando que están corroídas por el paso de tiempo: con ello evoca el fantasma de Chernobil
¿Corto con mi suministrador de gas y me atrevo a presentarme ante Europa como suministrador de gas? Me lo expliquen.
Ojo, Sánchez se presenta como suministrador de gas licuado, aprovechando las plantas regasificadoras que, en efecto tenemos. Ahora bien, olvida dos cosas:
1.Que el saliente Mario Draghi, en cuanto se perpetró la estupidez española de romper con Argelia en plena crisis autonómica, no se sabe exactamente a cambio de qué, se plantó en Argel para aumentar las compras de gas a Argelia. En definitiva para sustituir a España. Y no olvidemos que si existe un gasoducto (dos, aunque uno parado por los argelinos) entre Argelia y España también existe otro entre Argelia e Italia, y con más capacidad que el nuestro.
2.Cuando se postula como suministrador de gas para Europa, Sánchez se refiere a las mencionadas plantas regasificadoras. Es decir, trasladar gas licuado en barco: de gaseoso a líquido y de líquido a gaseoso. ¿Se han parado a pensar que ese gas licuado-regasificado es el doble de caro que el que nos llega por tubo desde la cabreada Argelia?
Eso por no hablar de que el gas que nos llega de Estados Unidos es gas de fractura hidráulica, el más odiado por nuestros ecologistas, prohibido en España pero no en Estados Unidos.
En paralelo, desde Madrid, la vicepresidenta Teresa Ribera, la ecologista más talibán del Gobierno Sánchez arremete de nuevo contra la energía nuclear que ha ordenado cerrar en España. Es más, en su constante campaña de cómo hacer amigos, Ribera arremete ahora contra las centrales nucleares francesas y con un dardo envenenado asegura que las centrales galas están corroídas por el paso de tiempo con lo que evoca el fantasma de Chernobil, que anida en todas las meninges verdes del mundo mundial.
Naturalmente, la energía nuclear francesa nada tiene que ver con Chernobil y Emmanuel Macron, progre pero no idiota, ha decidido reactivar su parque nuclear ante la crisis energética que nos invade. Por cierto, recuerdo que la energía nuclear no contribuye al cambio climático, es una energía... "renovable" y muy "verde". Y sobre todo, es la energía del futuro en cuanto se trabaje en serio, y ya se se está haciendo, con la energía nuclear de fusión que será la energía definitiva por varios siglos.
Pues no: talibán Ribera mantiene el cierre de los reactores nucleares españoles y los sustituirá por huertitas solares, que queda muy ecológico.
El desastre da la política energética española vivió ayer, miércoles 27 de julio dos exhibiciones mayúsculas de sectarismo ideológico y de ignorancia tecnológica: en Varsovia y en Madrid, vía Pedro, vía Teresa.
En Madrid los que saben no ríen pero en Varsovia se lo han debido pasar pipa. Y en Bruselas les dices que España puede surtir de gas a Europa tras romper con Argelia y les da la risa tonta.
Pero a Sánchez eso no le importa. Sus baladronadas se lanzan en Polonia pero son para uso interno.