Contemplen el gráfico del Banco de España (BdE), así como su hermano mayor, el Banco Central Europeo (BCE): el dinero electrónico -la tarjeta sigue siendo el rey y su matrimonio con el móvil le ha permitido seguir siéndolo- se impone al pago en efectivo.

Y todo esto parece un síndrome de modernidad. Incluso los bancos centrales hablan de acabar con el pago en metálico, con argumentos tan profundos como las muchas bacterias que acumulan al pasar por tantas manos. 

En resumen, los pagos con medios electrónicos continúan al alza y camino del monopolio. El pago en efectivo… simplemente camino de la desaparición. 

Esto es, que bancos y gobiernos controlan nuestros pagos cada día más. Por tanto, también el Estado, saben todo lo que hacemos, conoce todos nuestros movimientos.

Pues bien, no olviden que, cuando desaparezca el dinero en metálico, desaparecerá la intimidad personal. 

¿No les parece grave?