Las primeras horas de cotización de miércoles fueron de máxima volatilidad para Grifols, hasta que la compañía remitió un nuevo comunicado a la CNMV anunciando acciones legales contra Gotham, “por el importante daño causado, tanto financiero como reputacional, a la Sociedad, así como a todos sus stakeholders y por provocar una gran preocupación a sus pacientes y donantes”.
El mercado reaccionó y la cotización comenzó a escalar hasta marcar los 11,6 euros por acción (+11,2%) a falta de una hora y media para el cierre de la sesión. Remontada importante, pero claramente insuficiente, porque el martes los títulos perdieron el 26% de su valor.
¿Y si al final, las denuncias de la firma británica eran falsas o no eran tan dramáticas como decían que eran? Rodrigo Buenaventura aseguró el martes que la CNMV iba a investigar el asunto. Tranquilos, no hará nada, como tampoco hizo nada después del escandaloso cambio de consejeros en INDRA, tras la irrupción de Joseph Oughourlian en la compañía.
¿Para qué sirve, entonces, la CNMV, si ni siquiera suspendió la cotización hasta aclarar la veracidad de las acusaciones? Hacerlo era de sentido común y hubiera protegido la cotización. Además, y lo que es peor, no hacerlo supuso hacerle el juego a Gotham en detrimento de los accionistas de la compañía -pequeños y grandes-, a los que sí debe defender.
Por cierto, el fondo General Industrial Partners, o sea, Gotham, retiró sus ‘cortos’ tras forrarse con el desplome de la cotización. Se estima que ganó unos 20 millones, que no está nada mal para ser en un solo día. Ese era su objetivo y lo alcanzó con creces.