Pemex se hunde... y eso no es nada bueno teniendo en cuenta que México está en plena interinidad del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), tras las elecciones celebradas el pasado 2 de junio, y hasta que tome posesión Claudia Sheinbaum como nueva presidenta el próximo 1 de octubre. Y es que ha tenido unas pérdidas de 12.812 millones de euros en el segundo trimestre, lejísimos de los 1.272 millones que ganó en el mismo periodo del año pasado. Otro éxito de ese desastre llamado López Obrador.
La petrolera estatal mexicana se ha visto afectada por las menores ventas, las divisas, un menor rendimiento de los instrumentos financieros derivados, los mayores costes y el menor precio del gas natural (esto último también lo han notado otras petroleras, como la española Repsol, la noruega Equinor y la italiana Eni, pero no tanto la francesa TotalEnergies... y mucho menos la portuguesa Galp). Todos los motivos citados han impedido que Pemex celebrara en sus cuentas el encarecimiento del petróleo.
La deuda financiera ha disminuido un 1,8%, situándose en 91.733,77 millones de euros. Pero ojo, esta cifra sigue siendo elevadísima y supera con creces, por ejemplo, la que tiene Eni (petrolera participada por el Estado italiano), que ha ascendido a 12.113 millones
Los ingresos han descendido un 1,1% en el segundo trimestre, hasta 20.500 millones de euros, por las menores ventas de exportación y la apreciación del peso mexicano respecto al dólar. Eso sí, el descenso ha sido suave gracias a la contribución de las mayores ventas nacionales (+12,5%), sobre todo, por los mayores precios del crudo y de los productos petrolíferos. Por su parte, el coste de las ventas ha aumentado un 10,9%, a 18.236 millones, debido a los mayores gastos de operación (impuestos y derechos, sobre todo) y un mayor gasto en amortización.
Eso sí, el resultado bruto de explotación (ebitda) se ha mantenido en terreno positivo, situándose en 2.792 millones. Mientras que el resultado neto ha pasado de un beneficio de 1.272 millones a unas pérdidas de 12.812 millones, pese a un menor deterioro de activos y un descenso de los impuestos y derechos. Al hilo de esto, no hay que olvidar que en el primer trimestre, el beneficio neto se desplomó un 92%, a 253,6 millones, por los menores ingresos y los mayores costes, y que en 2023, la petrolera logró salir de números rojos sólo por los apoyos del Gobierno AMLO.
Y la deuda financiera ha disminuido un 1,8%, situándose en 91.733,77 millones de euros. Pero ojo, esta cifra sigue siendo elevadísima y supera con creces, por ejemplo, la que tiene Eni (petrolera participada por el Estado italiano), que ha ascendido a 12.113 millones; y se coloca a años luz de la de Repsol (4.595 millones) o la de Galp (1.200 millones).