En Perú la situación política sigue inmersa en inestabilidad, y por ende, en debilidad. Este es el principal motivo de que ahora esté escondiendo su negligencia culpando a Repsol del derrame de petróleo, pero conviene destacar que fue el único país de la zona que no alertó de tsunami tras la erupción del volcán de Tonga y que le dijo a la compañía española que podía hacer la descarga de crudo (un proceso que normalmente suele durar unos dos días) en la refinería de La Pampilla, cuando esta preguntó a la Dirección de Hidrografía y Navegación (DHN) de la Marina de Guerra del Perú.
Vayamos por partes y empecemos por la inestabilidad política. Desde el pasado 28 de julio, las riendas de la presidencia de Perú las lleva Pedro Castillo, después de haber obtenido el 50,125% de los votos en la segunda vuelta de las elecciones generales celebradas el 6 de junio. El candidato de la izquierda, en concreto del partido de corte marxista-leninista Perú Libre, se impuso por muy poco a su rival de la derecha, Keiko Fujimori (49,875%). Empezó su mandato prometiendo expulsar del país a “los delincuentes inmigrantes” en 72 horas y la sospecha de corrupción no tardó en aparecer: el pasado agosto se empezó a investigar al líder de Perú Libre, Vladimir Cerrón, y a principios de este enero, la fiscal general del país, Zoraida Ávalos, notificó el inicio de la investigación a Castillo por los presuntos delitos de tráfico de influencias y colusión para favorecer a empresas que se adjudicaron contratos con el Estado, según recogió Deutsche Welle aludiendo a medios locales.
En Perú la situación política sigue inmersa en inestabilidad: la desaprobación de Castillo no hace otra cosa que crecer y ha llegado al 60% a casi seis meses del inicio de su gobierno, la campaña contra la creación de una Asamblea Constituyente sigue sumando firmas, investigaciones por corrupción...
A todo esto hay que unir que a finales de noviembre la oposición inició una moción de censura contra Castillo por su “incapacidad moral permanente”. Mientras, el partido Perú Libre lleva meses intentando convocar una Asamblea Constituyente que cree una nueva Constitución al margen del Parlamento elegido en las urnas, pero Lucas Guersi, un abogado constitucionalista, ha impulsado una campaña en contra de dicha Asamblea que ya ha reunido 1,5 millones de firmas. Además, la desaprobación de Castillo no hace otra cosa que crecer y ha llegado al 60% a casi seis meses del inicio de su gobierno, según una encuesta realizada por Ipsos.
Un contexto que no es baladí y que, en parte, explica el porqué de su actitud con Repsol tras el derrame de petróleo. Pero hay otro motivo: se trata de esconder su negligencia, porque Perú fue el único país de la zona que no alertó de tsunami tras la erupción de Tonga. De hecho, en un audio la jefa del Centro Nacional de Alertas de Tsunami de Perú -el cual pertenece a la Marina de Guerra-, la capitán de corbeta Lorena Márquez, indicó que “no existe alerta de tsunamis” el sábado 15 de enero a las 15:54 horas, aunque se pueden producir “algunas variaciones leves en el mar”, según informó el diario peruano La República.
Es más, ni siquiera alteró sus declaraciones cuando el presentador le informa que han desalojado a bañistas de la playa de Aguadulce (muy cerca de la zona del Callao y de Lima) y subrayó que “no hay que alertar a la población con una alerta de tsunamis”. Sin embargo, hay vídeos que han recogido los medios peruanos que mostraban como el mar se había retirado alertando a los bañistas e incluso como había salido de algunas playas a las calles, y no alertar de tsunami tuvo trágicas consecuencias: la muerte de dos mujeres y el derrame de parte de parte del petróleo que descargaba el buque de bandera italiana Mare Doricum en la refinería de La Pampilla que gestiona Repsol y se sitúa en el distrito de Ventanilla, en la provincia del Callao (el cual se produjo en torno a las 17:20 horas).
Eso sí, tras estos trágicos hechos, sí hubo cierta reacción el domingo 16 de enero a las 6.55 horas de la mañana de Perú. En un comunicado, el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) informó que las autoridades competentes iniciaron acciones de respuesta “debido a los oleajes” provocados por la erupción del volcán en Tonga, ente ellas, que “por seguridad, fueron cerrados” terminales multiboyas y muelles de Petroperú, caletas, puertos y terminales portuarios. “Se recomienda suspender las actividades portuarias y de pesca, así como asegurar las embarcaciones y/o retirar las flotas pequeñas hacia tierra firme. Además, se debe evitar actividades deportivas y recreativas durante el periodo de oleaje, así como campamentos cerca de las zonas de playa”, añadía.
Otra muestra de la negligencia peruana se puede ver en que horas después el INDECI reconocía oficialmente “oleajes anómalos” por la erupción del volcán de Tonga. Y el domingo 16 de enero, fue cuando el INDECI informó que el derrame de petróleo en el mar de Ventilla ya se encontraba controlado y continuaban las labores de control y limpieza, al mismo tiempo que citaba que “el Centro de Operaciones de Emergencia Sectorial (COES) del Ministerio de Energía y Minas informó que las altas mareas registradas en el mar de Ventanilla, como consecuencia de la erupción volcánica en el mar de Tonga, alteraron el proceso de descarga de crudo, por lo que la refinería La Pampilla activó inmediatamente los protocolos de seguridad y sus brigadas lograron controlar el incidente”.
El Centro de Operaciones de Emergencia Sectorial (COES) informó que las altas mareas registradas en el mar de Ventanilla, como consecuencia de la erupción volcánica de Tonga, alteraron el proceso de descarga de crudo, por lo que la refinería La Pampilla activó inmediatamente los protocolos de seguridad y sus brigadas lograron controlar el incidente”
Por tanto, desde que se produjo el derrame de petróleo, Repsol trabaja en las tareas de limpieza y prevé que terminen a finales de febrero. Actualmente, ya hay casi 2.425 personas que trabajan en la limpieza del mar y el litoral peruano, además de 300 efectivos de las Fuerzas Armadas del país, así como diversos medios: 73 unidades de maquinaria pesada, 9 skimmers (equipos de limpieza marina), 27 embarcaciones mayores, 90 embarcaciones menores, 9 tanques flotantes y barreras de contención. Esto ha permitido que la compañía multienergética que preside Antonio Brufau haya retirado ya 10.386 metros cúbicos -el equivalente a más de 2.000 contenedores- de arena comprometida. Asimismo, está trabajando con pescadores, expertos extranjeros en remediación, centros de acogida de fauna para su recuperación y ayudando a pescadores y comerciantes que viven del mar.
Sin embargo, desde la política peruana, se pasa al ataque y a culpabilizar a la compañía española. Por ahora, la primera ministra, Mirtha Vásquez, ha señalado que algunos partidos están pidiendo al gobierno que cancele el contrato de la refinería de La Pampilla, incluso que la expropiara por el “desastre ecológico”, pero todo dependerá de “la evaluación que hagan de los términos legales y de las sanciones o infracciones que se cometieron”. Es más, el Ministerio de Medio Ambiente llegó a señalar que la empresa causante del derrame podría recibir una multa de unos 34,5 millones de dólares. Sin embargo, callan que Perú fuera el único país de la zona que no alertara de tsunami tras la erupción del Tonga, la cual fue “cientos de veces” más potente que la bomba de atómica de Hiroshima, según Jim Garvin, científico en jefe del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.