Este martes, Enagás ha publicado los resultados a cierre del primer semestre. Unas cifras que no han tenido una buena acogida por parte de los inversores, pues en el inicio de la sesión, su cotización descendía un 2,58%, aunque a una hora del cierre de sesión la situación se ha moderado algo -aunque no del todo- a un decremento del 1,376%, frente a un Ibex en ligero color verde (+0,51%). Parece que el mercado esperaba mucho más de los resultados... y se ha decepcionado. 

Pasemos al análisis fundamental de las diferentes magnitudes, a ver si estas han sido tan malas, o simplemente la reacción de la cotización se debe a no haber cumplido con la ambición de los inversores, es decir, del mercado. En términos de resultados, la compañía gestora del sistema gasista español y transportista de gas que dirige Arturo Gonzalo no va mal pero cuando nos dirigimos a su balance, no obtenemos buenas noticias, ya que nos encontramos con que está altamente endeudada y que está llevando a cabo operaciones importantes de desinversión para afrontar sus deudas.

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Por fin, el grupo comienza a ser consciente de la existencia de la circular 8/2020 de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) que estará en vigor durante el período 2021-2026 y que tanto afectó a la evolución de la cifra de ventas entre períodos anteriores. Si bien, todavía se observa un descenso de la cifra de ingresos, la misma ha sido de tan solo un 1,7% entre el primer semestre de 2023 y el mismo semestre de 2024, situándose en 442,5 millones de euros. Eso sí, no hay que olvidar que en la comparativa de los resultadados del primer trimestre no había reducción de ingresos, sino estancamiento. 

El ebitda pasa de 373 millones a 385,7 millones, lo que supone un incremento del 3,7% y refleja el buen hacer en la gestión al disminuir los gastos en un importe mucho mayor al decremento sufrido por los ingresos

Sin embargo, nos encontramos con una novedad. Su capacidad de generar recursos, medida a través del resultado bruto de explotación (ebitda), ha pasado de 373 millones a 385,7 millones, lo que supone un incremento de la cifra del 3,7%. Este aumento refleja el buen hacer en la gestión, que ha disminuido sus gastos en un importe mucho mayor al decremento sufrido por los ingresos, todo ello en igual comparativa. Finalmente, el beneficio después de impuestos ha aumentado en un 10%, pasando de 134,6 millones a 148 millones, aunque si se observa el beneficio después de impuestos incluyendo el impacto de la rotación de activos (en plata, las desinversiones... y en especial la realizada en Tallgrass Energy con minusvalías), la cosa se pone peor: el resultado neto se hunde, al pasar de 176,81 millones a unas pérdidas de 210,8 millones.

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En relación con la evolución de la deuda neta del grupo, se puede ver que sigue reduciéndose periódicamente, al igual que vimos en los análisis comparativos anteriores de sus resultados. Sin embargo, el coste financiero de la misma continúa creciendo levemente período tras período. Decimos levemente porque la mayoría de la deuda, un 90%, está referenciada a tipo fijo. El descenso observado en la deuda neta desde el cierre del ejercicio 2023 al primer semestre de 2024 ha sido de un 5,5%, pasando de 3.347 millones a 3.164 millones. Si bien, oro parece, pero… Si nos paramos un poco en este punto, observamos que, a cierre del primer semestre de 2023, la deuda neta de era muy similar a la de la primera mitad de este año, lo que nos indica que el grupo que dirige Arturo Gonzalo está teniendo muchos problemas para mantener constante su deuda o disminuirla entre períodos. De hecho, se está viendo obligado a realizar importantes desinversiones para poder acometer reducciones de la misma. A modo de ejemplo, se realizó la venta del Gasoducto de Morelos por 148 millones y el pasado 10 de julio se anunció la venta de la participación del 30,2% en la Tallgrass Energy por 1.100 millones, de los cuáles se utilizarán 700 millones para amortizar anticipadamente parte de su deuda bancaria. Ya saben grupos empresariales situados en sectores altamente regulados en los que está muy presente la mano “negra de nuestro “querido” Gobierno”, y más aún en este donde figura en el accionariado (con un 5% del capital a través de la SEPI, el mismo porcentaje que Amancio Ortega, pero con más derechos de voto) y donde tiene una representación del 18% en su Consejo de Administración a través de la SEPI, que no generan suficiente para asumir un importante descenso de su deuda más allá de los pagos recurrentes en los que deviene la misma si no desinvierte. El resto del importe recogido por la desinversión se empleará en seguir la Agenda 2030, a través del desarrollo del hidroducto H2Med, por ejemplo. Ya saben, apuesta mucho más por la ruina del hidrógeno verde... en especial cuando se trata de transportarlo más que de producirlo al lado de donde se va a consumir, frente a una tecnología más madura, que también sirve para descarbonizar y que se puede usar en las infraestructuras existentes como es el biometano (y en la que España tiene mucho potencial, casi para sustituir el 50% de la demanda actual de gas natural). Y por cierto, hablando de las infraestructuras, el tema de las redes es fundamental, aunque las gasistas están mejor que las eléctricas. 

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Por otro lado, el coste financiero de la deuda ha aumentado desde el cierre del ejercicio 2023 hasta el cierre del primer semestre de este año en un 0,2%, hasta situarse en el 2,8%. Bienvenida deuda a tipo fijo, que es a la que está referenciada el 90%.

El grupo aumenta su liquidez-efectivo y otros medios líquidos equivalentes, pasando de 1.048,8 millones a 1.172,6 millones, un 11,80% en términos porcentuales, principalmente por un descenso considerable del pago para la amortización de la deuda

Para ir finalizando, tratemos de manera breve la capacidad de generar liquidez de Enagás reflejada en su estado de flujos de efectivo. El grupo ha aumentado su liquidez-efectivo y otros medios líquidos equivalentes, pasando de 1.048,8 millones a 1.172,6 millones, un 11,80% en términos porcentuales. Ello provocado principalmente por un descenso considerable del pago para la amortización de la deuda entre períodos: de 605,2 millones a 511,7 millones, 93,5 millones menos de salida de flujos de efectivo.

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Como conclusión, el resultado de Enagás ha mejorado un 10%, pero sólo si no se tiene en cuenta el impacto de la rotación de activos, porque en ese caso no ha habido beneficio, sino pérdidas. Respecto a las principales cifras de la cuenta, tampoco nos encontramos sorpresas positivas, como la de que la estructura de deuda se ha incrementado desde el cierre del primer semestre de 2023 al final de 2023 y ha vuelto a descender en lo que va de 2024. Así, se concluye que la elevada estructura de pasivo del grupo no está sufriendo un descenso claro entre períodos. Y ojo, porque la estructura de negocio da para lo que da, ya que, si no fuera por las continuas desinversiones que está afrontando, su importante estructura de deuda se mantendría constante o incluso se incrementaría.