Vivimos en un contexto de petroleras al alza, por el encarecimiento del crudo, que van recuperándose del batacazo que les supuso el Covid. Así se puede ver en los resultados de YPF, que muestra la misma tendencia que otras de su sector: la española Repsol, la anglo-neerlandesa Shell, la francesa TotalEnergies, la italiana Eni, las estadounidenses ExxonMobil y Chevron, la noruega Equinor, la británica BP y la saudí Aramco.
La petrolera controlada en un 51% por el Estado argentino hace unos meses que ha dejado las pérdidas del año anterior, las cuales eran una de las muestras de que le iba mejor con la española Repsol. Ahora ha obtenido un beneficio neto de 1.701 millones de euros en los nueve primeros meses, frente a los números rojos de 277 millones de hace un año; el resultado operativo se ha disparado un 137%, a 1.906 millones; y el resultado bruto de explotación (Ebitda) ha crecido un 29%, a 4-130 millones. Además, ha continuado reduciendo su deuda neta, situándola en 5.617 millones.
YPF también ha disparado las inversiones un 60%, a 2.911 millones. Asimismo, ha incrementado la producción de hidrocarburos en un 9%, a 505.000 barriles equivalentes por día, con aumentos en crudo (+7%) y en gas (+9%), y destacando que el 41% corresponde a la actividad no convencional (es decir, a la procedente de la técnica del fracking o fractura hidráulica).
Sólo en el tercer trimestre, la petrolera argentina ha ganado 668 millones (+186%), ha tenido por segundo trimestre consecutivo un Ebitda superior a los 1.500 millones (en concreto ha sido de 1.539 millones).