El presente ejercicio será clave para Kutxabank y su presidente, Gregorio Villalabeitia, que en noviembre finaliza su segundo mandato y todo hace indicar que a sus 71 años será el último. La entidad, fruto de la unión de las tres cajas vascas, BBK (57%), Kutxa (32%) y Vital (11%) acaba de estrenar plan estratégico que prevé duplicar el beneficio y mejorar el ratio de eficiencia dos puntos, hasta el 51%, en 2024.
Pero el plan estratégico es lo de menos y podría quedar en papel mojado si el PNV logra, al fin, fusionar el banco con el BBVA, algo que ya intentó hacer, pero sin éxito. Las circunstancias han cambiado y, sobre todo y más importante, ha cambiado la percepción del PNV.
Así es, ni el presidente del gobierno vasco, Íñigo Urkullu, ni el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, quieren que se repita el caso Euskatel, que terminó con la teleco en manos de los fondos que controlan MásMóvil. De nada les sirvieron a los dirigentes políticos las advertencias lanzadas al fondo Zegona, que se alzó con la victoria a pesar del arraigo territorial de la operadora, blindado, incluso, en los estatutos de la propia compañía.
A Kutxabank le podría suceder lo mismo y por eso el PNV ha pasado a la acción. La mejor defensa es un buen ataque y si no quiero perder el control sobre la entidad financiera debo tomar la iniciativa. Y la mejor solución es una fusión con el BBVA, a fin de cuentas, vasco también -la sede social está en Bilbao- o, al menos, con orígenes vascos.
Ni Urkullu ni Ortuzar quieren que se repita con Kutxabank el caso Euskaltel, que terminó con la teleco en manos de los fondos que controlan MásMóvil
Gregorio Villalabeitia aboga por continuar en solitario, y así quiere finalizar su Presidencia que concluye este año, como hemos comentado antes. Pero la intención de Emiliano López Atxurra, presidente no ejecutivo de Petronor pero, ante todo, ‘ministro de industria’ del PNV, es fusionar Kutxabank con el BBVA y tener representación en el Consejo de Administración del banco que preside Carlos Torres.
Esto es lo más importante: cambiar el control de la entidad por la presencia en el Consejo, una representación que podría ser más sencilla de lograr si la fusión fuera a tres bandas, por ejemplo, BBVA-Sabadell-Kutxabank. Al Sabadell le podrían corresponder dos consejeros y a Kutxabank, uno.
¿Y seguir en solitario? Es posible, pero el PNV correría el riesgo de perder el control de la entidad si cediera la Presidencia del País Vasco frente al tripartito Bildu-PSE-Podemos. Y eso sería mucho peor.