Durante la mañana del miércoles 23, la titular de Hacienda y presupuestos, María Jesús Montero, consolidaba, y sin necesidad del apoyo matemático de los 13 diputados de ERC, la mayoría necesaria para aprobar los Presupuestos Generales del Estado (PGE 2023). Lo de menos es que el diputado navarro, Carlos Adanero, le reprochara al Gobierno que hubiese obtenido los votos de los proetarras de Bildu a cambio de hacerle un feo a la Guardia Civil, que desde ahora no regulará el Tráfico en Navarra, por exigencia de la formación abertzale.
Lo de más es que Pedro Sánchez ha conseguido un año más para mantenerse en el poder y llegar a las elecciones -presumiblemente en el mes de noviembre- con el erario público con los fondos necesarios para seguir comprando votos.
O dicho de otra forma, estos son los presupuestos que pemiten a Sánchez albergar esperanzas de ganar las próximas elecciones aunque el precio sea terminar de arruinar la economía española. Ninguna exageración: por encima de otras muchas dificultades, el gran 'problema' de la economía española es muy simple: no podemos pagar la deuda a la que nos ha llevado Pedro Sánchez, ahora en el 116% del PIB. Dicho de otra de forma, lo peor de los papeles de 'Marisu' Montero no es que suban los impuestos, sino que no reduce los gastos: caminamos directos hacia la ruina.
Pero eso en Moncloa importa poco. Lo que importa es que Europa anda acogotada con el precio de la energía y no está como para poner trabas a un endeudamiento permanente y progresivo. Y en esa misma Moncloa están convencidos de que si aguantan estos 12 meses, manteniendo las subvenciones que les consiguen un voto cautivo, Sánchez puede volver a ganar las elecciones en noviembre.