Esta semana ha comenzado el carrusel de resultados de las grandes y menos grandes empresas cotizadas españolas, que ya no son un thriller como en los años de crisis -de su salud cuelga la del empleo- sino una esperanza de vida. Primer test para analistas y oportunidad recurrente para otros líos, entre los que también se mueven, no exentos de intrigas.
Un caso claro es Sacyr, objeto de ataques por los cortoplacistas a la espera de resultados, con la entente nada cordiale del principal accionista, Demetrio Carceller, con el constructor Moreno Carretero. Gana el primero, pero las maniobras orquestales en la oscuridad se han concretado esta semana con un peculiar quita y pon en el Consejo.
Moreno, crítico él, pedía tres consejeros, que son justo los que se han suprimido para que él siga en su sitio, con uno. Entre los tres que cambian, qué cosas, entra Joaco Güell, el hombre de los Benetton en España, justo también, después del amaño de ACS y Atlantia para repartirse Abertis, en primer término, y entregar después la joyita Cellnex a la familia. Sorprendente cruce, después del papel de Güell en esas opas, que se completa con Cristina Álvarez, ex Telefónica, y María Jesús de Jaén, experta en riesgos.
Cellnex sí ha presentado resultados, un punto y parte en su brillante trayectoria por culpa de las provisiones para los despidos, vía ERE, este año y en 2019. Por eso ha perdido 35 millones, aunque mejoran en ventas y Ebitda. Y sigue desinflándose en bolsa, por cierto, penalizada por la compra de los Benetton, precisamente por el precio de referencia de los títulos en la compra, 21,5 euros. Desde el anuncio, cuando cotizaba a 23,6 euros, la acción ha bajado más de uno, a 22,4.
Unos vienen y otros se van en Sacyr, Telefónica, Abertis o Prisa
El futuro de Cellnex pasa por Roma, mientras sigue sin aclararse el de Abertis, que también ha presentado resultados, los últimos como cotizada (el beneficio crece un 18%). Tiene todavía flecos pendientes de resolver por Florentino Pérez y Atlantia, como el departamento de comunicación, y mucho más: el plan industrial y el futuro del pacto.
Pero ojo, porque Atlantia quiere mandar en Abertis tanto como Florentino en ACS. Ha vuelto a quedar claro al colocar como número dos de Fernández Verdes, a Ángel Muriel, ex director financiero de Cimic. Por si alguien dudada de los poderes del consejero delegado bis.
Sin salir de la construcción, es preciso entrar en FCC ante el inquietante cansancio de Carlos Slim de su negocio en España. Quiso vender FCC Construcción a Florentino, sin éxito, y ahora está recomponiendo jurídicamente la estructura de FCC Medio Ambiente, un indicio del troceo y venta, como ha hecho con el 49% de Aqualia, al fondo IFM, después de dejarla apalancada.
Pero entre el caso de Sacyr y el de ACS y fuera de los problemas en FCC, emerge con sello propio también Telefónica. No por los resultados -el beneficio crece 7,4% y alivia la deuda en casi un 9%- sino por los cambios en el Consejo, que prueban la influencia de Rodríguez Zapatero. Ha conseguido que Javier de Paz, su amigo y vecino, renueve otros cuatro años como consejero. Ojo, porque De Paz lidera el creciente grupo pro-PSOE en la operadora.
El sector energético, en plena ebullición
La tres grandes energéticas, Iberdrola, Endesa y Gas Natural Fenosa, vuelven a escena aunque sólo tranquilidad en el caso de GNF, tras los primeros resultados de la etapa de Francisco Reynés. El beneficio aumenta un 7,4% (320 millones), con mejora de negocio y recorte de deuda.
Reynés sigue callado, no obstante, sobre el plan estratégico, aunque es firme su apuesta en renovables, con inversiones en dos años de 1.450 millones, un paso más en el boom eólico tras las últimas subastas de Nadal.
La tranquilidad que reina en GNF, sin embargo, es justo la que brilla por su ausencia en Iberdrola por la singular guerra con Enel para hacerse con la brasileña Eletropaulo. Normal, es la primera distribuidora de electricidad y gas. Lo que no es normal son las artes de la italiana, una empresa pública que ataca con pólvora del rey, lo que le permite jugar con precios fuera de mercado.
La guerra en Brasil entre Iberdrola y Enel sube de tono: no vale todo
Por ese motivo, Sánchez Galán ha llevado esa disputa hasta la Comisión Europea, con una denuncia por competencia desleal y Bruselas queda obligada a investigar. Es un peldaño más en esa guerra total, al margen de la decisión sobre una subasta, que ya ha tomado la CNMV brasileña y ha puesto fecha: el 18 de mayo.
Eletropaulo, por cierto, puede decir donde dije digo, digo Diego. Un día defiende el pacto con Neoenergia, filial brasileña de Iberdrola, como se desdice al siguiente. Quiere sacar una pasta.
El cabreo de Sánchez Galán, en cualquier caso, es notable, al margen de los resultados que ha presentado, con el talón de Aquiles de la deuda -se ha disipado-, o el chismógrafo sobre la sucesión. Se perfila Sainz Armada, aunque a su debido tiempo. Quedan ciño años.
En ele entretanto, está Endesa, que ha celebrado Junta, donde los accionistas minoritarios han vuelto a acusar al dueño italiano de la evidencia: el vaciamiento de la empresa, con el apoyo de Borja Prado: ni están representados, y son el 30%, y el valor ha caído de 30 a 15 euros por acción. Los trabajadores, por cierto, volvieron a protestar como ante la embajada de Roma.
¿Qué pasa en el Grupo Prisa?
Merece una referencia, por último, al primer grupo mediático, Prisa, que también ha presentado resultados: gana un 55% menos, 9,9 millones y la publicidad cae un 5%. La cuestión no es esa, sino el futuro del grupo, tras el asalto frustrado de César Alierta, y las horas bajas de Juan Luis Cebrián, ya sin poderes ejecutivos.
La Junta del grupo, también esta semana, ha probado que su sombra es alargada... pero se va acortando, aunque vigile desde la primera fila del patio de butacas, de igual modo que gana poder Javier Monzón, amigo personal de Ana Botín: ya es consejero coordinador y, en la práctica, controlará a Manuel Polanco.
No pierdan la pista
- Ojo con Coca Cola, tras la caída de beneficio del 15,5% hasta marzo, que invita a una nada beligerante pregunta, si Sol Daurella ha tocado techo, aunque gane 124 millones, mantenga ingreso y siga con la reestructuración.
- La debilitada presencia del Estado, a través de la SEPI, en empresas como Red Eléctrica y Enagás, contrasta con el peso en AENA, que mejora en ingresos, reduce deuda y gana un 37,4% más. Nada que ver con los resultados de las infraestructuras estratégicas en electricidad y gas. REE gana un 4% más, pero no ha dado ninguna pista sobre la compra de Hispasat, mientras Enagás, un 33,5% menos.