El objetivo de convertir Indra en el eje de la industria de Defensa española y, por qué no, europea, está cada vez más lejos. La compañía que preside Marc Murtra parece estar dando pasos atrás influida, claro está, por la ausencia de grandes proyectos de Defensa. El presupuesto público ha aumentado, pero desde Moncloa prefieren destinar los fondos para apoyar a los ucranianos y a los palestinos, que eso sí da votos.

Pero eso no depende de Indra. Lo malo es que las decisiones que sí dependen de la compañía parecen ir en la dirección opuesta, como la venta de la división de Medios de Pago, Minsait Payments, acordada el lunes 30 por el Consejo de Administración. En pocas palabras, Indra no sólo no crece, sino que se jibariza.

Al fondo, la posibilidad de comprar Hispasat, opción que apoya con entusiasmo el CEO de Indra, José Vicente de los Mozos. La presidenta de Redeia, Beatriz Corredor, quiere desprenderse de la empresa de satélites, que no aporta nada a la antigua Red Eléctrica Española. Corredor, amiga de Pedro Sánchez, necesita dinero y está presionando para que Indra, presidida por Murtra, también amigo de Sánchez, le compre Hispasat, valorada en unos 1.000 millones.

Lo cierto es que el Consejo de Indra no ha decidido aún comprar Hispasat, aunque algunos, como De los Mozos, apuestan fuerte por la operación. Eso sí, no se cerrará a cualquier precio y exprimirán la negociación para arrancarle un buen precio a Corredor. En cualquier caso, para eso vende Payments, por la que Indra podría ingresar unos 600 millones de euros. Para entendernos: lo que marca la diferencia en el sector satelital es poder cubrir todo el planeta durante las 24 horas del día, los 24 husos horarios, algo que muy pocas empresas son capaces de hacer actualmente e Hispasat no es, desde luego, una de ellas.

En este contexto no podemos olvidar a Joseph Oughourlian, la cabeza visible de Amber Capital, que entró en Indra (6,2% del capital) bajo la promesa de que daría un pelotazo gracias a los millonarios contratos de Defensa que iba a logar la compañía. Promesas incumplidas que tienen ligeramente cabreado al francoarmenio, que confiaba en recuperar lo perdido en PRISA gracias a la espectacular, y todavía presunta, revalorización de Indra. A Oughourlian no le convence la venta de Payments: la cotización podría subir en el corto plazo, pero a largo sería perjudicial. En cualquier caso, él no compró Indra para este menudeo, sino con vistas a dar el pelotazo de su vida.

Por cierto, la decisión de vender Minsait a trozos no es lo que aconsejan los bancos de inversión, claro que vender el cien por cien de la compañía dejaría a Indra sin el pulmón que le aporta gran parte de sus ingresos. Lo que está claro es que el plan inicial de la compañía, que conllevaba un crecimiento exponencial de la división de Defensa, se ha truncado y que, en lugar de crecer, se está jibarizando.