Repsol ha publicado este jueves sus resultados a nivel consolidado a cierre del tercer trimestre, donde también menciona sus avances en descarbonización y transformación industrial, en línea con la transición energética, eso sí, con neutralidad tecnológica (es decir, con todas las tecnologías disponibles). Las cifras de la compañía multienergética que preside Antonio Brufau y tiene como CEO a Josu Jon Imaz se han visto afectadas por el abaratamiento de los precios del petróleo y del gas, al igual que los de otras compañías del sector (como la francesa TotalEnergies), y han sido menores a las de hace un año.
Pero más que los números, ha cobrado relevancia la amenaza al Gobierno (ahora en funciones), tras conocerse la posibilidad de que se mantenga el impuesto a las energéticas como se recoge el acuerdo entre PSOE y Sumar. Una advertencia sobre la política tan verde y castigadora de empresas que Repsol ha realizado por partida doble: en un comunicado de prensa y en la conferencia con analistas que ha liderado Imaz.
En el comunicado, se ha referido que el citado gravamen “se ideó como temporal y extraordinario” y “castiga a las empresas que, como Repsol, invierten en activos industriales, general empleo y garantizan la independencia energética del país”, pero en cambio “favorece a los importadores que no generan empleo ni actividad relevante” aquí. “En consecuencia, la falta de estabilidad en el marco regulatorio y fiscal del país podría condicionar los futuros proyectos industriales de Repsol en España”, se añade, es decir, que no están pensando en hacer lo mismo que Ferrovial, pero sí podrían dirigir futuras inversiones industriales a otros lugares.
Su contribución fiscal hasta septiembre se mantuvo elevada: aportando 10.890M€ a las arcas públicas, de los que 7.441M€ se abonaron en España... Repsol se sitúa “como la empresa del Ibex 35 que más impuestos pagó en el país
Y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, la compañía multienergética ha destacado que su contribución fiscal hasta septiembre se mantuvo elevada: aportando 10.890 millones de euros (M€) a las arcas públicas, de los que 7.441M€ se abonaron en España. “Los tributos propios devengados ascendieron a 3.206M€ y representaron más de la mitad de los beneficios (52%)” y afrontaron “una tasa del Impuesto sobre Sociedades del 37%, muy por encima del tipo nominal aplicable en España -del 25%- y de la media de los países de la OCDE. Todo esto sitúa a Repsol como la empresa del Ibex 35 que más impuestos pagó en el país”. Sin duda, datos que deberían estudiar, y mucho, varios ministros del Gobierno en funciones, como: la ecológica Teresa Ribera, la ‘social’ Yolanda Díaz y la fiscalista María Jesús (Marisu) Montero.
La advertencia al Gobierno en funciones también ha quedado patente en la conferencia con analistas. Imaz ha remarcado que Repsol ha sido la compañía del sector más impactada con unos 450M€ este año por un impuesto que “es ilegal, es inconstitucional, y es discriminatorio”. Asimismo, ha señalado que su prórroga “penalizará aún más a esta empresa, con una clara repercusión en sus inversores y en su capacidad de invertir en la transición energética”, y puso como ejemplo la unidad de Química en España, la cual está pagando dicho impuesto en función de los ingresos “cuando a nivel neto está incurriendo en pérdidas y tiene dificultades para competir en el mercado internacional”. Por ello, aunque España es su “principal geografía” de inversiones, es necesario “tener un marco regulatorio y fiscal claro, predecible y estable”, o de lo contrario, podría tener “otras alternativas”, como Portugal. Y no olviden, que la compañía ha prorrogado sus descuentos en carburantes, iniciativa en la que fue pionera al sacarla antes que el Gobierno y que ha mantenido, algo que no han hecho Pedro Sánchez y compañía.
Imaz subraya que, aunque España es su “principal geografía” de inversiones, es necesario “tener un marco regulatorio y fiscal claro, predecible y estable”, o de lo contrario, podría tener “otras alternativas”, como Portugal
De la advertencia, pasemos al parqué. Nada nuevo bajo el paraguas del Ibex 35, tan favorecido por nuestro “querido” Gobierno: recuerden nuestro reciente artículo sobre Enagás, donde mencionamos que se ha subido al barco del hidrógeno verde, un despropósito. Esta compañía vio desplomarse su beneficio un 26,7% y continuó mostrando descensos en ingresos y en resultado bruto de explotación (ebitda)... pero recibió premio bursátil.
En el caso de Repsol, su resultado neto ha descendido al cierre del tercer trimestre en un 13,6%..., y sí ha tenido un impacto negativo en su cotización: ha bajado algo más de un 2% durante gran parte de la sesión, aunque en los últimos compases se ha moderado el color rojo al -1,35%, hasta 14,25 euros. Mientras tanto, la cotización de Iberdrola mostraba un -0,24%, quizá más que por los resultados, porque su presidente ejecutivo, Ignacio S. Galán, ha eludido hablar sobre el mantenimiento del impuesto energético. Al final, Repsol ha cerrado la sesión con un descenso en su cotización del 1,49%, a 14,23 euros, frente al ligero de Iberdrola (-0,05%).
Vayamos a las cifras. El resultado neto de la compañía multienergética hasta el cierre de septiembre se ha situado en 2.785M€, siendo inferior en 437M€ a la de hace un año, lo que se traduce en un decremento porcentual del 13,6%. Descenso de la cifra muy importante en términos relativos pero no comparable entre períodos como sí es el caso del resultado neto ajustado, el cual no incluye partidas extraordinarias como efectos patrimoniales y resultado específico. El resultado neto ajustado ha disminuido en 919M€ (-19,4%), hasta 3.816M€... por el abaratamiento de los precios del crudo y del gas natural.
Repsol ha obtenido un ebitda de 7.194M€, un 33,8% inferior... y se debe principalmente al descenso en su negocio de exploración y producción: del 40,4% en términos relativos y de 2.363M€ en términos absolutos
Un motivo que también ha incidido en otras magnitudes de la cuenta de resultados. La capacidad de generar recursos, medida a través del indicador ebitda, no evidencia un buen hacer con la gestión de los gastos de explotación. En concreto, Repsol ha obtenido un ebitda en los nueve primeros meses de 7.194M€, un 33,8% inferior al de hace un año, que se situó en 10.863M€. El decremento se debe, a diferencia de los anteriores períodos que era la gran bondad del grupo, principalmente al descenso del ebitda en su negocio de exploración y producción (denominado upstream en el argot petrolero), que no para de bajar durante este año de manera comparativa con los períodos intermedios de 2022: ha tenido un descenso en términos relativos del 40,4% y en términos absolutos de 2.363M€ hasta septiembre. Y ojo, esperen a ver cuando impacte de manera clara la guerra en Israel, que nos pillen confesados.
Finalmente toca tratar de manera breve la capacidad de generar liquidez, analizada a través del estado de flujos de efectivo (que sí publica, no como Iberdrola). La compañía multienergética ha disminuido sobremanera su caja -efectivo y equivalentes al efectivo- a cierre del tercer trimestre hasta 4.796M€, frente a los 7.950M€ de hace un año, lo que supone un decremento en términos absolutos de 3.154M€ y en términos relativos del 39,7%. De todas formas, qué esperan ante el descenso del ebitda. Veremos el asunto con mayor detalle. Ya conocen por anteriores artículos nuestros que el hecho de que un grupo aumente o disminuya su caja entre períodos no quiere decir que sea bueno o malo por sí mismo, al menos en su conjunto, lo importante es el origen de esa caja y el destino de la misma. Repsol, hasta el cierre del tercer trimestre ha originado un menor flujo de caja de las operaciones que el generado hace un año: pasando de 6.119M€ a 4.820M€. Esto sí que es malo. Pese a este importante descenso, se han incrementado los pagos por inversiones en igual comparativa, hasta en un 57,63%, porque está desarrollando importante infraestructuras sobre todo en EEUU y Brasil, que se suman a su implicación con las energías verdes. Esperemos que le salga bien la “jugada” sino este descenso de liquidez puede resultarle perjudicial en el futuro.
Ha disminuido sobremanera su caja -efectivo y equivalentes al efectivo- a cierre del tercer trimestre hasta 4.796M€, frente a los 7.950M€ de hace un año. Eso sí, se han incrementado los pagos por inversiones y también los pagos para devolver financiación (algo muy bueno teniendo en cuenta los crecientes tipos de interés)
Pero bueno, no todo es malo. Repsol ha aumentado de manera considerable sus pagos para devolver financiación, hasta en un 117% de manera comparativa entre el tercer trimestre de 2022 y el mismo de este año. A nadie le gusta pagar muchos tipos de interés y con la que está cayendo en el entorno actual con subidas incesantes de los mismos, mejor tener amortizada la mayor parte de la deuda. El grupo genera suficiente ebitda para afrontar las inversiones y la amortización de la deuda, así que tampoco nos echaremos las manos a la cabeza, por el momento.
Conclusión: resultados de los nueve primeros meses menores a los de hace un año y también menor liquidez. Si bien, esta ha ido a parar a inversiones y a amortización de deuda, recomendable esto último en el actual entorno de tipos de interés.