Este jueves, es un buen día en bolsa para Repsol, que protagoniza la subida más elevada. Por tanto, el mercado ha aplaudido que no renuncie a su negocio principal (el petróleo) sino que crezca dentro de la revolución tranquila por la que han apostado Antonio Brufau y Josu Jon Imaz, presidente y CEO de la compañía multienergética, respectivamente.
La cotización de Repsol sube un 2,65%, frente a un Ibex que desciende un 0,05% un día después de que la FED haya lanzado el debate sobre si debe ralentizar el ritmo de subida de tipos para evitar una crisis económica mayor. Además, hay que tener en cuenta que la cotización del petróleo se ‘ha cogido’ algo de vacaciones este agosto: el barril de Brent ha bajado de los 100 dólares, y ahora se sitúa cerca de los 95. Y esto ya se nota en el precio medio de los carburantes, que llevan ocho semanas consecutivas de descensos y se ha abaratado más de un 15% desde finales de junio, según datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea que ha recogido Europa Press.
Invertirá 2.555 millones de euros junto a la energética australiana Santos para el desarrollo de Pikka, un ‘megayacimiento’ que además supone el mayor descubrimiento de petróleo en EEUU de los últimos 30 años
Volvamos a Repsol, tras unos buenos resultados semestrales y algunos cambios en el Comité Ejecutivo, ahora se conoce que no sólo cuenta con aliados en su negocio de renovables (del que también ha vendido un 25%), también en el de upstream (exploración y producción de petróleo). Y es que invertirá 2.555 millones de euros junto a la energética australiana Santos para el desarrollo de Pikka, un ‘megayacimiento’ en Alaska (EEUU) que además supone el mayor descubrimiento de petróleo en dicho país de los últimos 30 años.
Pikka es el primer proyecto de desarrollo de Repsol en Alaska, donde está presente desde 2011 y ha hecho importantes descubrimientos en la región de North Slope, y controlará el 49% del mismo; mientras Santos tendrá el 51% restante. Esta energética australiana es socia de la española desde finales del año pasado, cuando se hizo con la participación que tenía Oil Search, tras fusionarse con esta empresa de exploración y desarrollo de petróleo y gas de Papua Nueva Guinea. Los 2.555 millones de inversión cubrirán la fase inicial de Pikka y la estimación es que empiece a producir 80.000 barriles diarios de petróleo en 2026; y el desarrollo adicional podría elevar la inversión total a unos 2.952 millones.
Kevin Gallaguer, CEO de Santos, ha destacado que Pikka está “en el momento adecuado y en el lugar adecuado”, porque “los proyectos petrolíferos de bajas emisiones de carbono como Pikka Fase 1 responden a la nueva demanda de suministro de la OCDE y son fundamentales para la seguridad energética mundial y de Estados Unidos, que se ha puesto de relieve desde la invasión rusa de Ucrania”. Por su parte, Repsol ha señalado que el proyecto está diseñado con un índice de intensidad de carbono que se encuentra entre los más bajos de su cartera de upstream, reforzando su compromiso con los proyectos de bajas emisiones y reflejando el objetivo de reducir la presencia y los proyectos en upstream de 25 a 12 o 14 países que son clave, como fijó en su Plan Estratégico y que motivó la salida de Rusia y de Malasia, así como la venta de un pozo en Vietnam, por ejemplo, pues busca centrarse en proyectos de ciclo más corto y en cuencas productivas donde se priorizará el valor sobre el volumen.