Comienza una nueva temporada de resultados bancarios y lo hace de la mejor manera posible… para los bancos: superando las expectativas y disipando cualquier duda acerca de si estamos a las puertas de una crisis bancaria. Al contrario, lo que se ha abierto con la subida de tipos es el resurgir del negocio típico bancario. ¿Desde cuándo las subidas de tipos perjudican a las entidades financieras?

Cosa distinta es que esas subidas provoquen parón económico, por ende, una menor actividad crediticia, incluso un aumento de la morosidad. Ahora lo veremos.

Empezamos con el mayor banco de EEUU por activos, JP Morgan, que en el primer trimestre del año disparó el beneficio un 52,4%, hasta 12.622 millones de dólares (en euros, unos 11.450 millones), impulsado por el aumento del 49% de los ingresos por intereses netos, que alcanzaron los 20.800 millones de dólares (unos 18.865 millones de euros). JP Morgan ingresó, en total, 38.349 millones de dólares (34.780 millones de euros).

Ahora bien, al mismo tiempo que disparó el beneficio, la entidad que dirige Jamie Dimon aumentó las provisiones un 55,5%, hasta 2.275 millones de dólares (en euros, 2.060 millones). Está claro que la sombra de una posible recesión continúa presente en el horizonte.

Como no podía ser de otra manera, Citigroup también se benefició de la subida de tipos que, tras la última subida del 0,25% en marzo, la FED situó en el 4,75%-5%. Así, el banco con sede en Nueva York aumentó un 7% el beneficio, hasta 4.606 millones de dólares (unos 4.180 millones de euros), tras ingresar 21.447 millones de dólares (19.528 millones de euros), un 12% más que en primer trimestre de 2022. Al mismo tiempo, la entidad que dirige Jane Fraser fue prudente y provisionó 241 millones, frente a los 138 millones que liberó el año anterior.

Por su parte, Wells Fargo, el banco más doméstico de los tres, ganó 4.713 millones de dólares (4.275 millones de euros), esto es, un 34% más, tras aumentar los ingresos un 16,9%, hasta 20.729 millones de dólares (unos 18.800 millones de euros). Charlie Scharf, CEO de Well Fargo, también aprovechó la subida de tipos: los ingresos por intereses se dispararon un 45% y alcanzaron los 13.336 millones de dólares (12.100 millones de euros). Y como en los dos anteriores, el banco con sede en San Francisco, California, destinó 1.207 millones para cubrir posibles pérdidas crediticias, frente a la liberación, en marzo de 2022, de 787 millones de dólares.

Lo dicho: no estamos ante una crisis bancaria, sino ante una crisis de deuda, provocada por el gigantesco gasto público de los gobiernos, durante años. En España, los resultados bancarios trimestrales arrancarán el jueves 20 con Bankinter y reflejarán la subida de tipos. Y los bancos afectados son aquellos que se han pillado los dedos especulando con deuda pública.