Teresa Ribera no está dispuesta a bajar más impuestos en la factura de la luz (los cuales suponen cerca del 60% de la misma), tras rebajar el IVA del 21% al 10% hasta fin de año y suspender el impuesto del 7% a la generación eléctrica durante el tercer trimestre. Eso sí, quiere que cada vez haya más renovables y ha anunciado una nueva subasta de 3.300 megavatios (MW), casi 300 más que la celebrada el pasado 26 de enero (3.034 MW).
La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico lo hará sin mucha prisa, pues se celebrará el próximo 14 de octubre y será la segunda que convoca. Eso sí, incluirá dos peculiaridades: cupos ultrarrápidos de 600 MW (una reserva de disponibilidad acelerada para plantas eólicas o fotovoltaicas en avanzado estado de tramitación que deberán estar construidas en un plazo de ocho meses para que tengan impacto antes del verano de 2022) y otros 300 MW para pequeñas instalaciones solares (de 5 MW o inferiores) con fuerte carácter local. Por todo ello, se prevé que se adjudiquen 1.500 MW a eólica terrestre, 700 MW a fotovoltaica y otros 200 MW de carácter neutro.
Los analistas del Banco Sabadell consideran la noticia de poco impacto porque se conocía el calendario y la cantidad es similar a la del pasado enero. Por su parte, la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) la valora positivamente y se congratula especialmente de que se apoye la petición que lleva años realizando al Gobierno para que se celebren subastas específicas para instalaciones pequeñas.
Facua-Consumidores en Acción ya estima que este mes el usuario medio pagará la factura “más cara de la historia”, después de que en los primeros 15 días ya alcance los 91,62 euros, casi un 44% más que hace un año, pese a la rebaja del IVA
Con esta nueva subasta y las reservas de potencia para lograr un ‘mix’ equilibrado, el Departamento de Ribera busca “el ahorro para los consumidores”. Todo ello en un contexto de luz cara, en el que Facua-Consumidores en Acción ya estima que este mes el usuario medio pagará la factura “más cara de la historia”, después de que en los primeros 15 días ya alcance los 91,62 euros, casi un 44% más que hace un año, pese a la rebaja del IVA. Y ojo, porque la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advierte que las subidas del precio de la energía ya están llegando a la cesta de la compra porque han empezado a afectar a la producción y al transporte de alimentos. Claro que Ribera sólo se limita a echar balones fuera, porque los culpables son los altos precios del gas y de los derechos de emisión de CO2, y a anunciar que nacionalizará las hidroeléctricas a medida que venzan las concesiones, repitiendo el error de Ábalos con las autopistas, a pesar de que aún tiene margen de actuación sobre los impuestos que soporta la factura. Mientras, la vicepresidenta primera y titular de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, ha presumido de que el Gobierno está impulsando medidas para abaratar la factura hasta un 15% en los próximos meses (entre ellas, está el Fondo Nacional de Sostenibilidad del Sistema Eléctrico -FNSSE- que está en tramitación), pero el problema está ahora cuando los españoles están pagando la luz muy cara.
Y ojo, la vicepresidenta ecológica ha anunciado la nueva subasta justo cuando insiste en recortar el dividendo de CO2 que reciben las centrales no emisoras de carbono anteriores a 2005. Una decisión que la patronal eléctrica europea (Euroelectric) ve errónea porque socava la viabilidad de activos libres de carbono, como nucleares e hidráulicas. Es más, su secretario general, Kristian Ruby, se pregunta “¿cómo pueden los inversores apostar por las energías limpias si los gobiernos deciden de repente que también se castiga a quienes no contaminan?”. Así que habrá que ver si en la nueva subasta los inversores reducen o no sus apuestas en el sector de renovables español, sin olvidar la burbuja especulativa que hay y no para de crecer, y si ganan los grandes que llevan años dedicándose a esto o nuevos actores más pequeños y jóvenes: en la subasta de enero, el gran ganador fue Capital Energy, una compañía fundada en 2002 que se ha ido llenando de directivos de otras energéticas.