Teresa Ribera vuelve a la carga contra las energéticas. Se ha atrevido a criticar sus “fanfarronadas” en una entrevista para el diario Ara, aludiendo a que “las fanfarronadas no son recomendables” y también los beneficios que tienen.
Ojo, porque no conforme con eso, la vicepresidenta ecológica no ha tenido reparos en pedirles que se expliquen en buen tono y no de forma airada. Ya saben, como dice el conocido refrán español, consejos vendo que para mí no tengo. No se puede olvidar que ella misma no ha dudado en atacar a los dirigentes de algunas energéticas en más de una ocasión: el último ha sido Josu Jon Imaz, CEO de Repsol, al que tildó de negacionista y retardista; aunque hace casi cinco años, llamó “poco inteligente” al presidente de Repsol, Antonio Brufau. Además, a Ribera le gusta mucho más reunirse con ecologistas que con energéticas y asociaciones del sector (lo sabe bien Foro Nuclear, que aún no ha tenido oportunidad).
Claro que las palabras de la vicepresidenta ecológica no acaban ahí, sino que se permite señalar que las energéticas “han dicho cosas bastante absurdas y con tendencia a calificar lo que no gusta de ideológico”. ¿En serio? Pues hasta ahora más bien se ha podido ver como le han dado más de una lección en materia de transición ecológica, como la de que no confundir descarbonización con electrificación, la apuesta por la neutralidad tecnológica, la defensa de extender la vida de las nucleares, etc.
Las declaraciones de Ribera no resultan acertadas tampoco por referirse con “fanfarronadas” a las amenazas sobre inversiones que han hecho las energéticas tras prorrogarse el impuestazo energético en el tercer Gobierno Sánchez, y menos después de que desde las compañías se rebajara el tono al conocerse que habría incentivos para las inversiones verdes y que los mismos se recogerían en los Presupuestos de 2024, mientras el PNV celebraba que lo empezaría a gestionar en País Vasco y Navarra. Pero ojo, al final no habrá Presupuestos este año, así que la inversión y el gasto públicos previstos quedan dentro del cajón y se prorrogan los de 2023. Respecto a los avisos sobre las inversiones por parte de las energéticas, Repsol fue quizá la más dura al amenazar con reducir inversiones en España e incluso “aprovechar el apoyo regulatorio” de EEUU y trasladar inversiones a “Portugal o a Francia”; pero Endesa no se quedó atrás y advirtión que “con normalidad fiscal, regulatoria y política” invertirían más; Engie criticó que el impuestazo “era puntual y no se puede convertir en estructural” y que desincentiva la inversión; y la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) afirmó que la prórroga pone en peligro 16.500 millones en inversiones para la transición.
Por si todo lo anterior no fuera subiciente, en su entrevista, Ribera también se ha permitido señalar que las energéticas han “crecido de forma muy importante en beneficios gracias, precisamente, a los ciudadanos y consumidores españoles”, y que deberían sentir cierta vergüenza. Eso sí, parece olvidar que el impuestazo lastró la inversión extranjera en el sector en 2022, pero ha engordado las arcas públicas de Hacienda; y que, recientemente, el Gobierno ha elevado el IVA de la luz del 10% al 21%. Además, debería tener en cuenta que el impuestazo ha llevado a Cepsa a pérdidas de 233 millones.