La riqueza financiera neta de los hogares y de las Instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares (ISFLSH), -diferencia entre los ahorros y las deudas- aumentó un 9,7% en el primer trimestre, hasta los 2,1 billones de euros, respecto al año anterior, según las Cuentas Financieras de la Economía Española, publicadas este miércoles por el Banco de España.

El aumento se debió, entre otros motivos, a la reducción de la deuda (desde los 695.800 millones en marzo de 2023 a 681.500 millones en marzo de 2024) y a la revalorización de los activos por valor de 125.000 millones, además de por la adquisición neta de activos financieros por 55.000 millones.

Eso sí, este aumento de los activos financieros fue menor que el PIB, con lo que la ratio se redujo un 0,9%, hasta el 194,8%, respecto al crecimiento de la economía española en el primer trimestre.

Resulta muy significativo que, dentro de ese aumento de la riqueza de los hogares, las participaciones en fondos de inversión fue el instrumento que más incrementó su peso (+1%) debido a su revalorización, mientras que el peso del efectivo y los depósitos cayó un 2%. ¿Comprenden?

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La realidad es que, con unos precios disparados -2023 cerró con una inflación acumulada cercana al 16%- y un esfuerzo fiscal muy superior al de la media europea (más del 52% superior), los salarios de los españoles, que son los que más han disminuido desde la pandemia, según la OCDE, no son suficientes para llegar a fin de mes, comprar un coche o para comprar una vivienda, algo reservado para unos pocos privilegiados.

Aun así, el Gobierno, a través de sus terminales mediáticas no ha tardado en lanzar el mensaje de que los españoles son más ricos que nunca. Tienen más dinero, sí, pero no dicen que ese dinero vale menos que antes.