RWE es un buen reflejo del gran error energético que ha cometido Alemania. Y es que tras cerrar sus últimas centrales nucleares (que generan electricidad sin emitir CO2)… ha aumentado el negocio de gas natural ¡y hasta de carbón!
Se está celebrando la COP29 en Bakú (Azerbaiyán)… y justo ahora se ha conocido que las emisiones de CO2 de petróleo, gas y carbón siguen al alza y se incrementarán un 0,8% este año, según el último estudio del Global Carbon Budget. Y es que mientras bajan en Europa (-3,8%) y EEUU (-0,6%), suben por ejemplo en India, que ya es el tercer emisor mundial, tras China y el país que volverá a presidir Donald Trump dentro de poco más de dos meses. Un escenario ante el que el presidente ruso, Vladimir Putin, ha referido que “imponer soluciones irrealizables contra el cambio climático” es engañar a la gente... y la petrolera anglo-neerlandesa Shell ha ganado una sentencia histórica... y ya no tendrá que reducir sus emisiones un 45% en 2030.
Al hilo de todo esto, no hay que olvidar que cuando se empezaron a poner en funcionamiento los ciclos combinados de gas se decía que generaban sólo una cuarta parte de emisiones respecto a las emitidas por el carbón. Sin embargo, este último sigue siendo el combustible fósil más emisor, representando el 41% de las emisiones mundiales, frente al petróleo (33%) y al gas (21%).
El carbón sigue siendo el combustible fósil más emisor, representando el 41% de las emisiones mundiales, frente al petróleo (33%) y al gas (21%)
A pesar de ello, Alemania no tuvo ningún reparo en cerrar sus nucleares e incrementar el uso del gas y ¡del carbón!, y en este último combustible fósil tiene menos prisa para la despedida: el Gobierno alemán no tiene intención de adelantar a 2030 su eliminación progresiva, la cual está acordada para 2028, según refirió el ministro de Economía y miembro de Alianza 90/Los Verdes, Robert Habeck, al diario Tageszeitung. Asimismo, el país ha roto el consenso europeo contra el gas ruso que se impuso con la guerra de Ucrania: en 2022 y 2023 sí se notó el descenso de la dependencia, pero hace unos meses, ante los elevados costes del gas que se trae de Noruega y EEUU, las llegadas de gas ruso se incrementaron. Y ahora Alemania tampoco está para muchos trotes ni en política ni en economía: se ha roto el gobierno de coalición que lideraba Olaf Scholz con la destitución del ministro de Finanzas y Líder del Partido Liberal, Christian Lindner, y socialdemócratas y democristianos han acordado celebrar elecciones anticipadas el próximo 23 de febrero; y se prevé un cierre de año entrando en recesión, según los llamados ‘cinco sabios’ del Consejo Asesor del Gobierno de Alemania.
En este contexto, se han conocido los resultados de dos grandes energéticas: RWE, que refleja el error energético alemán y contribuye a las mayores emisiones de CO2, pues tiene lignito, carbón y gas, además de renovables. Por su parte, E.On ha crecido de forma más ‘verde’, pues sus áreas de negocio son: redes, clientes, movilidad eléctrica y soluciones de infraestructura energética e hidrógeno. Eso sí, ambas han logrado mayores ganancias hasta septiembre, aunque los ingresos se han visto penalizados por el abaratamiento de la luz y el gas, como se ha podido ver en otras muchas energéticas.
Los ingresos y el ebitda de RWE caen, mientras el beneficio neto crece por un impacto extraordinario... y ojo, la deuda neta casi se duplica por las mayores inversiones
En el caso de RWE, los ingresos han caído un 21,5% en los nueve primeros meses, a 16.109 millones, incluidos los impuestos de gas y luz,… y sin estos últimos, la caída ha sido del 23,8%, a 15.954 millones. Por negocios, destaca el de suministro y comercialización ha facturado 12.148 millones (-28%) por los menores precios y la bajada de la producción; y dentro de las renovables, ha ingresado 1.778 millones (+14%) en eólica terrestre y en solar, mientras que en eólica marina ha facturado 696 millones (-28%). Además, podría retrasar proyectos en EEUU ante su preocupación por el futuro del sector bajo la presidencia de Trump, al igual que baraja hacer Siemens Energy.
Por su parte, el resultado bruto de explotación (ebitda) se ha hundido un 30,4% hasta septiembre, a 3.976 millones; y el beneficio neto ha crecido un 36%, a 5.169 millones,… debido al impacto extraordinario de la valoración de derivados. Y ojo, porque la deuda neta casi se ha duplicado desde el final de 2023, pasando de 6.587 millones a 12.154 millones, en gran parte por las mayores inversiones: 6.900 millones, sobre todo, en proyectos de energía eólica marina en el Mar del Norte y nuevos parques solares y eólicos en Europa y EEUU. Eso sí, RWE ha anunciado una recompra de acciones por 1.500 millones y ha confirmado que abonará un dividendo de 1,1 euros por acción este ejercicio. Recuerden que en España, esta energética alemana cuenta con activos de eólica terrestre y de solar, y aspira a ser un actor clave en la eólica marina.
Los ingresos y el ebitda de E.On también caen, mientras el beneficio se duplica... y la deuda neta asciende y alcanza los 41.115 millones... por las mayores inversiones, sobre todo, en redes
Vayamos a E.On. Sus ingresos han bajado un 19%, a 56.284 millones, en gran parte por los menores precios de electricidad y gas. Por negocios, las ventas de redes de distribución y energía han crecido a 14.718 millones (+17%), lo que demuestra que las redes son un gran negocio y una apuesta de futuro (algo que también sabe Ignacio S. Galán, presidente ejecutivo de Iberdrola, entre otros muchos); pero ha ingresado menos la división de suministro de energía a clientes (39.537 millones, un 27% menos) por menores precios mayoristas y factores meteorológicos, sobre todo en Países Bajos y Reino Unido; y también el negocio de soluciones de infraestructuras (1.825 millones, un 17% menos).
Por su parte, el ebitda ha bajado un 23%, a 4.366 millones; mientras que el beneficio neto atribuido se ha duplicado, alcanzando los 2.448 millones. Eso sí, la deuda neta ha ascendido y continúa siendo elevada, al situarse en 41.115 millones, en parte por las mayores inversiones (4.700 millones, de los que más de 3.500 millones se han destinado a redes).
Y por cierto, E.On ha entrado en el negocio del hidrógeno renovable, que aún no es rentable. De hecho, la eléctrica alemana Uniper, que tuvo que ser rescatada por el Estado alemán, ha decidido retrasar su apuesta por el hidrógeno y reducir la inversión.