Ryanair ha dejado las pérdidas en su último ejercicio fiscal (abril 2022 a marzo 2023)... tras crecer en pasajeros y subir tarifas -ya superan en un 10% a las preCovid-. Sin embargo, no ha recibido premio bursátil al advertir de mayores costes, especialmente en las coberturas de combustible.
El grupo aéreo que es dueño de la low cost irlandesa que le da nombre (así como de Buzz, Lauda y Malta Air) ha logrado un beneficio neto de 1.430 millones de euros, lejos de las pérdidas de 355 millones del ejercicio anterior. Algo que ha sido posible por “la fuerte recuperación del tráfico” (168,6 millones de pasajeros, un 74% más y superando en un 13% el tráfico del ejercicio 2020), “la mejora de las tarifas” (más bien su encarecimiento), “una base de costes líder en el sector y unas ventajosas coberturas de combustible”, ha presumido. Como ya se vio en otros periodos, no nota las huelgas ni el fin de los billetes a 10 euros.
Ryanair ha duplicado ingresos (+124%), alcanzando los 10.780 millones. En esto no sólo ha contribuido el crecimiento de pasajeros, sino también del factor de ocupación (ha pasado del 825 al 93%), de las tarifas y de la capacidad (la cual supera en un 116% la preCovid). Además, su cuota de mercado ha aumentado en la mayoría de mercados de la Unión Europea (UE), manteniendo el liderazgo.
A pesar de mayores costes operativos (+75%, a 9.200 millones), el grupo aéreo ha logrado reducir deuda neta a más de la mitad, pasando de 1.450 millones a 560.000 euros. El grupo que dirige Michael O’Leary es optimista de cara al verano y prevé operar la mayor programación de su historia (casi 2.500 rutas y más de 3.000 vuelos diarios). Eso sí, ha señalado que la capacidad europea de corto recorrido aún será inferior a la prepandemia, pero la demanda será sólida por los altos precios del petróleo, la escasez de aviones y el regreso de los visitantes de Asia y EEUU. Y de cara al conjunto del ejercicio fiscal estima llegar a 185 millones de pasajeros (+10%), aunque los retrasos en las entregas de Boeing podrían afectarle, y prevé un aumento de costes.
Además, ahora suma una nueva polémica: quiere cobrar por llevar ensaimadas como equipaje de mano extra en Palma de Mallorca. Algo que no ha hecho ninguna gracia en la isla de Mallorca, lógicamente. Esto, unido a la subida de tarifas, supone otra muestra de que cada vez se va alejando más del modelo low cost.