La historia comenzó el jueves, con la propagación de la noticia de que el Sabadell planeaba la venta o fusión de su filial británica, TSB. Fue el propio presidente del banco, Josep Oliu, quien levanó la liebre durante un acto en Nueva York, donde recibió un premio de la Cámara de Comercio España-Estados Unidos por su destacada trayectoria. “Tenemos un plan de actuación para TSB basado en el crecimiento, por un lado, y en la eficiencia, por otro, para ir ganando rentabilidad en los próximos años. El objetivo es que TSB entre en algún proceso de consolidación en el futuro en el Reino Unido”,señaló.

Y se montó el lío, porque los periodistas presentes interpretaron que Oliu se refería a ser consolidado, es decir, a fusionar o vender el TSB, y no a ser consolidador de manera activa. Todo fue un malentendido que el Sabadell se apresuró a corregir el mismo día, pero la noticia ya se había difundido por la red y apareció, incluso, en la prensa económica de papel, en sus ediciones del viernes. En definitiva, que el Sabadell, lejos de desprenderse del TSB, buscará potenciarlo y expandirlo.

En cualquie forma, el TSB sigue siendo un quebradero de cabeza para el Sabadell. Oliu y Guardiola acabarán gritando 'liberatad' a las puertas del Banco de Inglaterra

En cualquier forma, la filial británica sigue siendo un quebradero de cabeza para el Sabadell, de tal manera que, si naide lo remedia, Oliu y Guardiola acabarán gritando 'libertad' -'freedom', si lo prefieren- a las puertas del Banco de Inglaterra. Oliu está hasta el gorro. Se lo adelantamos en Hispandiad hace un par de semanas, tras el nombramiento de Debbie Crosbie como CEO de la entidad. Efectivamente, después de todo lo invertido, integración tecnológica incluida, fueron los británicos, y no la matriz, los que nombraron a la responsable de la filial.

A pesar de todo, el Sabadell apostará fuerte por el TSB en el próximo plan estratégico de la filial que presentará en enero, y que se centrará en ganar eficiciencia y en aumentar el negocio de pymes durante los próximos dos años. Por cierto, el mercado recibió la noticia y su aclaración posterior con frialdad y el viernes, los títulos del Sabadell apenas subieron un 0,1%, hasta los 1,05 euros por acción.

Calviño siembra el desconcierto con Bankia

Fueron muy comentadas las declaraciones de la ministra de Economía durante un desayuno informativo celebrado el miércoles. Nadia Calviño abrió la puerta a ampliar el plazo para la privatización de Bankia, prevista para antes de enero de 2020. Hasta ahí, todo normal e, incluso, previsible. Lo que no entraba en los planes de casi nadie -menos en los de doña Nadia- es que el Estado venda de un solo golpe su 61% a fondos de inversión. “No está descartado nada”, aseguró la ministra.

Oiga usted, vender a los fondos es, efectivamente, una posibilidad, pero antes tiene que tener en cuenta el objetivo que persigue con la operación. Si es salir corriendo, bienvenida sea, pero si es intentar recuperar el máximo posible de ayudas públicas, es el peor camino. Los fondos no compran si no es con un descuento suculento. Pues bien, Calviño dejó estupefacto a más de uno, cuando aseguró que el objetivo ahora es garantizar la estabilidad del sistema. ¿Estará preparando a la opinión pública antes de malvender Bankia o fue una metedura de pata?

Porque existe una alternativa menos negativa: fusionar Bankia con el BBVA. Ojo, fusionar, no vender. El matiz es importante porque, tras la operación, el Estado afloraría una participación del entorno del 15%, que podría colocar más fácilmente en el mercado. Ya no serían acciones de Bankia, sino de BBVA-Bankia.