La jibarización de Sacyr se ha acelerado en los últimos trimestres -ha vendido Portugal, Aguas, Servicios…-, pero sin embargo, los gastos financieros se han disparado un 45,5%, hasta los 538,4 millones de euros. Se supone que al vender activos, tanto la deuda como los gastos financieros disminuyen, pero no ha sido así, sino todo lo contrario.
Eso es lo más significativo de los resultados hasta septiembre publicados este viernes. Por lo demás, la compañía que preside Manuel Manrique ganó 92 millones, un 36% más tras reducir los ingresos un 6,1%, hasta los 3.244 millones. El Ebitda fue de 980,4 millones, un 12,2% más, gracias principalmente a la reducción del 12,6% de los gastos, que alcanzaron los 2.416 millones.
La deuda total cerró los nueve primeros en 7.968 millones de euros, frente a los 7.490 millones de diciembre de 2022. De ellos, 661 millones son con recurso al accionista mientras el resto, 7.307 millones, corresponden a la financiación de proyectos, es decir, no es tan preocupante como la anterior.
Ahora bien, en el caso de las constructoras-concesionarias, lo habitual es que la compañía realice la infraestructura que luego explota durante años según el modelo concesional. En el caso de Sacyr este equilibrio se rompe, ya que cada vez tiene menos construcción y más concesiones. Y todo esto mientras aumentan los gastos financieros.