Al admirado José Ángel Sánchez Asiaín, presidente del Banco de Bilbao, le costó todo su prestigio -y terminó por costarle la Presidencia- un error de principiante.

Recuerden que Asiaín fue quien inició la revolución bancaria en España con la opa del Bilbao sobre el Banesto, que acabó en fracaso. 

¿Cuál fue su error? Sencillo: se lanzó a por el banco donde ya merodeaba Mario Conde, sin antes haber comprado una sola acción del presunto absorbido. ¡Anda!, pero si eso es exactamente lo mismo que ha hecho la SEPI con Telefónica...

Y el mercado ya ni se cree que vaya a comprar un 10%. El subidón bursátil ha durado aún menos que el provocado por los árabes de STC

A ver chicos, la hemeroteca de los últimos días. La SEPI asegura que comprará "hasta" el 10%: ¿habla de un 1 o de un 9,9% del capital de la operadora?

¿Y con qué dinero va a comprar Sánchez lo que no ha comprado? Porque si hablamos del 10% hablamos de más de 2.000 millones de euros, que ahora mismo sólo podría abordarlo con emisión de deuda pública. Buen momento tras haberse comprometido con Europa a reducir déficit y deuda.

¿Quiere entrar el Gobierno en el Consejo de Administración y dará permiso a los árabes para que hagan lo propio?

¿Qué pinta un regulador participado en una empresa regulada? Es como figurar en la plantilla del Real Madrid y, al mismo tiempo, en la del Barça cuando ambos se enfrentaban.

Pero no se trata de huevo sino de fuero. Esto es un gobierno caprichoso que amenaza con entrar sin decir cómo, pero la amenaza es lo suficientemente grave como para pensar en una nacionalización encubierta.  

Aquí funcionamos por intenciones y deseos, no por realidades... y en tono de amenaza. Los gobiernos tienen pocos mecanismos que les controlen -ellos son el control de los demás- pero el mercado sí. Y si no le gusta lo que vé puede hacer lo que ha hecho: de repente sube, cuando se da cuenta de que los políticos se han lanzado otro farol, reduce la subida. Dos días después estamos de nuevo en los 3,6 euros. Y a día de hoy, nadie tiene la menor idea de cuánto, y cuándo, igualmente relevante, va a comprar Moncloa... ni si va a comprar. Este chico, don Pedro Sánchez Pérez-Castejón no es un portento pero su ambición no tiene límites.

Y así, tenemos que, en plena negociación del ERE de la teleco, el sindicato mayoritario en Telefónica, UGT, aplaude la entrada aún no ejecutada, de la SEPI. A ver quién es el guapo que ahora negocia un ERE forzado, porque como sea voluntario mejor no hacerlo: no servirá para nada. De hecho, los chicos de José Luis Álvarez intentan darle la vuelta a un ERE que ya no es ERE sino prejubilaciones, y que si pierde su carácter de forzoso, y no de voluntario... es posible que no sirva para mucho. Hay empleados que no deben marcharse en ningún caso y otros que andan mano sobre mano. El riesgo es que Telefónica se quede sin los primeros y con los segundos.

Naturalmente, el equipo directivo se pone histérico. La prensa ya empieza a buscar culpables, no en quien ha iniciado el proceso, Moncloa, sino, miren por donde, en el equipo directivo y hasta en el propio Pallete: ¿puede sobrevivir una empresa cuando su propio Gobierno, y regulador, pone en solfa al equipo directivo y al mismísimo presidente? ¿En serio? 

El mercado tiene mecanismos de autocontrol, un gobierno no. Aquí funcionamos por intenciones y deseos, no por realidades... y en tono de amenaza

Pedro Sánchez ha desestabilizado a Telefónica. Para protegerla, naturalmente. No quiere sentarse en el sillón de Pallete, es poible que ni tan siquiera pretena sustituir a Pallete.... pero ya ha puesto su nombre en circulación. Además, si por la conspiración y el ansia de mando de Pedro Sánchez, cae Pallete, ¿quién te dice que Telefónica no acabe como Correos, donde colocó a su amigo y nefasto gestor, Juan Manuel Serrano? ¿O quién te dice que el próximo Gobierno no quiera poner al suyo? Eso por no hablar de los fondos accionistas de Telefónica a quien la presencia del Gobierno en el accionariado, bueno, como que nos les agrada mucho. 

Con su ansia de poder, Sánchez ha desequilibrado a Telefónica... y a Pallete. ¿Para qué? Para nada y en su propio beneficio.