Pedro Sánchez y Teresa Ribera quieren pasar a la historia política española como los más verdes del país y del entorno. Así, este jueves, el primero ha insistido en que España será “un país exportador de energía”, gracias al hidrógeno verde, pero las cuentas no salen, como decíamos hace unos días.
El presidente del Gobierno ha recordado que desde que aprobaron el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) y la ley de Cambio Climático, y desde entonces las energías renovables han pasado de aportar el 32% de la electricidad en 2017 al 47% en 2021. Es más, de cara a 2030, en el PNIEC se recoge que estas deberán generar el 74% de la electricidad... y ojo, porque Ribera quiere llegar al 100% más adelante. Recuerden que la vicepresidenta ecológica apuesta por cerrar las nucleares y convertir España en un hub de hidrógeno verde, pero es imposible: en la Hoja de Ruta del Hidrógeno se contempla el objetivo de llegar a 4 gigavatios (4 GW) de producción de hidrógeno renovable en 2030 y según cálculos de fuentes del sector, para producirlos se necesitarán tres veces más de potencia renovable (o sea, 12 GW), y en el caso de que esta proceda de fotovoltaica supondría que las placas solares deberían cubrir el 5% del suelo español. Y a esto se suma la tomadura de pelo del hidroducto BarMar, que antes transportará gas natural si llega a convertirse en realidad.
El ‘Valle andaluz del Hidrógeno Verde’ de Cepsa supondrá la puesta en marcha de dos nuevas plantas en sus Parques Energéticos de Campo de Gibraltar (Cádiz) y Palos de la Frontera (Huelva), con capacidad de 2 GW (la mitad del objetivo fijado para 2030) y una producción de hasta 300.000 toneladas de hidrógeno verde, generando 10.000 empleos entre directos, indirectos e inducidos
Este jueves, en su visita al Energy Park Cepsa situado en San Roque (Cádiz), Sánchez ha destacado que el PERTE de Energías Renovables, Hidrógeno Renovable y Almacenamiento está dotado con 6.900 millones de euros de fondos públicos (en parte europeos) y el 22% se dedicará al hidrógeno, aunque tras lo ocurrido con el PERTE del Vehículo Eléctrico y Conectado -con chantaje incluido- cuesta ser optimista. Sánchez también ha presumido de que ya hay resoluciones provisionales para dar ayudas de 250 millones a 29 proyectos para producir hidrógeno verde, que movilizarán una inversión total de 890 millones y sumarán 487 megavatios (MW), el 12% del objetivo fijado para 2030. Y ojo, lo ha hecho en la presentación del ‘Valle andaluz del Hidrógeno Verde’ de Cepsa, que supondrá la puesta en marcha de dos nuevas plantas en sus Parques Energéticos de Campo de Gibraltar (Cádiz) y Palos de la Frontera (Huelva), con capacidad de 2 GW (la mitad del objetivo fijado para 2030) y una producción de hasta 300.000 toneladas de hidrógeno verde, generando 10.000 empleos entre directos, indirectos e inducidos.
Sánchez ha subrayado que esos 250 millones de ayudas y la movilización de 890 millones de inversión reflejan “el enorme apetito inversor que despierta en España la apuesta por el hidrógeno verde”. Ojo, porque se permite afirmarlo días después de ser elegido presidente de la Internacional Socialista y pregonar su intención de luchar contra “el capitalismo depredador”, provocando el cabreo de Catar y otros fondos soberanos y de los fondos de inversión. Asimismo, ha referido que la inversión de Cepsa “va a ayudar a que España logre su objetivo de convertirse en un país exportador de energía”, dado que esta petrolera (propiedad del fondo soberano de Abu Dabi -Mubadala- y del fondo de inversión estadounidense Carlyle) tiene un acuerdo con el puerto neerlandés de Roterdam para crear el primer corredor de hidrógeno verde europeo.
El neerlandés Maarten Wetselaar, CEO de Cepsa, ha destacado que “el Valle Andaluz del Hidrógeno Verde es un proyecto pionero que multiplica por diez el mayor iniciado en Europa hasta la fecha”
El neerlandés Maarten Wetselaar, CEO de Cepsa, ha afirmado que “el Valle Andaluz del Hidrógeno Verde es un proyecto pionero que multiplica por diez el mayor iniciado en Europa hasta la fecha” y “será una contribución vital para la transición energética y la seguridad de abastecimiento del continente, produciendo energía sostenible en Europa y para Europa”. Conllevará una inversión de 3.000 millones e irá acompañado de otra de 2.000 millones para desarrollar una cartera de proyectos de 3 GW de energía eólica y solar, sumando los 5.000 millones que ya anunció que destinaría a Andalucía dentro de su plan estratégico ‘Positive Motion’ (el cual no incluye salida a bolsa, de momento). Y el presidente de la Junta de Andalucía, el pepero Juan Manuel Moreno Bonilla, feliz y subrayando que la región “tiene liderazgo, posición y fortaleza para ser vanguardia en la generación y exportación de hidrógeno verde”. Otro proyecto andaluz de Cepsa que llega en plena transformación y con muchas aspiraciones, entre otras, la de liderar la producción de biocombustibles avanzados esta década.
Y por cierto, en este contexto, conviene tener en cuenta que para que el hidrógeno verde sea competitivo se necesita tiempo y escala, y la nuclear podría contribuir. Si se produjera con nuclear, gas de los ciclos combinados (incluyendo captura de CO2), fotovoltaica y eólica sí puede ser un negocio por sí mismo antes, pero por ahora no lo es y durante 20 años seguirá siendo una energía marginal. Asimismo, hay que tener en cuenta que el hidrógeno puede ser útil (en especial para grandes procesos que necesitan mucha energía, como los que se realizan en acerías, refinerías y cementeras), pero es una molécula inestable: por eso hay que tener cuidado en su uso particular -si se acompaña de otra energía mucho mejor- y tiene un difícil transporte (lo mejor es producirlo y consumirlo in situ).