¿Quiénes son, de dónde vienen y adónde van? Poco a poco y con la máxima discreción de la que ha sido capaz, que no es mucha, la verdad, Pedro Sánchez ha colocado a sus más próximos en puestos clave de las empresas semipúblicas más representativas. En las públicas, Correos, Paradores, Navantia… ya lo hizo y, además, se da por hecho.
Las empresas semipúblicas tienen un atractivo especial: las remuneraciones de la cúpula son mucho más elevadas porque se equiparan a las de las privadas. Se entienden así, por ejemplo, los nombramientos de Jordi Hereu como presidente de Hispasat y el más reciente -y más polémico- de Marc Murtra al frente de INDRA, que les hemos ido contando puntualmente en Hispanidad.
Para entendernos, tras ser expulsado del PSOE, en 2016, Sánchez comenzó una gira por las distintas federaciones socialistas con el objetivo de presentarse a las primarias. Los únicos que le recibieron fueron los catalanes del PSC, Jordi Hereu y Marc Murtra, con el que ya había trabajado durante el gobierno de Zapatero: Sánchez coordinaba el grupo de economistas que asesoraba a don José Luis, cuya cabeza pensante era Murtra. Por cierto, en ese grupo también estaba una tal Nadia Calviño.
El premio para Hereu, que fue alcalde de Barcelona tras el nombramiento de Joan Clos como ministro de Industria -al año siguiente ganó las municipales-, ha sido la Presidencia de Hispasat (2020), como hemos mencionado antes, lo que resulta muy bello e instructivo, sobre todo desde el punto de vista personal-lucrativo. La operación, en cualquier caso, requirió de un paso previo: la compra, por parte de Red Eléctrica (REE), del 87% de Hispasat que tenía Abertis, por 949 millones de euros. Sánchez no tuvo que convencer a nadie, porque ya había preparado el terreno con el nombramiento de la exministra Beatriz Corredor como presidenta de REE, de la que la SEPI posee el 20% del capital.
De Murtra ya lo hemos contado todo excepto que tiene interlocución directa con el presidente del Gobierno. Sí, Murtra es una de las pocas personas a las que Sánchez descuelga directamente el teléfono cuando le llama. No es extraño pues, que el Gobierno haya puesto, justo ahora, a INDRA en el centro de su inversión en Defensa, como contábamos ayer. El Estado controla actualmente el 18,7% de la compañía, porcentaje que aumentará hasta el 28%, según anunció el Gobierno.
La conquista de Enagás (la SEPI solo tiene el 5%) no fue tan sencilla porque estaba plagada de enemigos, esto es, de miembros del PP, y Sánchez tuvo que servirse de la exministra con Aznar, Ana Palacio, para convencerles de que lo mejor que podían hacer era salir de la compañía. Se fueron todos… menos Palacio. Para el resto de la historia, no se pierdan el brillante artículo de Cristina Martín en estas mismas pantallas.
Pero Sanchismo SA no descansa y también se hace notar en la empresa privada, en este caso bajo el modelo del palo y la zanahoria. Observen, por ejemplo, las presiones de Moncloa sobre el Santander y Telefónica para que no dejen caer PRISA, en quiebra técnica desde hace años. Sánchez no puede colonizar la empresa privada, pero no le hace falta, le basta con presionarla, por ejemplo, con subvenciones públicas, como a los grandes grupos de comunicación.
A partir de ahora, cuando vean a Sánchez por televisión -no se prodiga en público para no ser abucheado- no vean únicamente al estadista inquilino de La Moncloa, sino al mandamás de Sanchismo SA. Y quién sabe, tal vez en unos años veamos a nuestro líder en lo más alto del Ibex. Y si ha de ser así, que sea lo antes posible.