El banco está obligado a vender la versión oficial: Ana Botín, presidenta del Grupo Santander ha cedido competencias ejecutivas en su Consejero Delegado (Ceo), José Antonio Álvarez. Es lo que le exige el Banco Central Europeo (BCE), enamorado de un sistema de mando compuesto por un Chairman y un Ceo todopoderoso... hasta que es cesado por el consejo que preside el Chairman. El sistema del BCE está importado del mundo anglosajón, pero es totalmente ajeno a la tradición española, francesa e italiana, donde siempre ha reinado el presidente ejecutivo. Y lo peor no es que presione el regulador, sino que también presionan en el mismo sentido los poderosos fondos que son los que mandan en los grandes bancos y empresas. Y ya saben que los fondos son anglosajones.

Presuntamente, Ana Botín ha dado más poder a José Antonio Álvarez. No es así: sólo ha sido la enésima maniobra para quitarse de encima la presión del BCE y de los fondos... ante la Junta General

Por tanto, cuando el banco vende que a partir de ahora José Antonio Álvarez reportará directamente al Consejo de Administración y a la Comisión Ejecutiva está cometiendo una reiteración, dado que, tanto el Consejo como la Comisión están presididos por... Ana Patricia Botín.

Tres años atrás, la presidenta del Santander ya intentó 'engañar' al BCE dejando el Comité de Dirección y cambiándolo por un Comité de Estrategia. No se engañen, era otro truco para mantener el máximo mando en las mismas manos sin que el regulador y los fondos den el peñazo. 

¿Y saben una cosa? Ana Botín hace bien. Pero no puede despreciar las peticiones ni de BCE, ni de los fondos, ni de los proxy y mucho menos en víspera de la Junta General de Accionistas. Particularísimamente, en un momento en que la banca doméstica, donde el Santander es líder, resucita por mor de unos tipos de interés que van a tener que subir, sí o sí. 

Ahora bien, el principal problema de Ana Botín no es ese. Su principal debilidad es que la familia Botín ha ido diluyendo su participación en el capital y, si somos optimistas, podemos valorar su participación en un 0,40% del capital. Para que se hagan una idea, sólo el BlackRock de Larry Fink supera el 5%. 

Aquí es donde surge la 'noticia', que podíamos calificar como tentación Bankinter y de la que ya hemos hablado en Hispanidad. Se trataría de fusionar ambas entidades, la de la rama Emilio Botín y la de la rama Jaime Botín. Y la noticia consiste en que en la reciente Junta General de Bankinter, el vicepresidente e hijo de Jaime Botín, don Alfonso Botín, abandonó sus responsabilidades ejecutivas, que no el cargo. Eso facilitaría las cosas para una integración entre Santander y Bankinter. Y sobre todo, facilitaría que las relaciones entre Ana Patricia Botín y su hermano, Javier Botín, asimismo consejero del Santander, mejoraran. Ahora mismo, Ana Botín gestiona y Javier Botín dirige la sociedad que canaliza la inversión del conjunto de los hermanos Botín. Y su relación es como las fincas en Extremadura: manifiestamente mejorable. 

Ana Botín debe cambiar su estilo de gestión: los cambios continuos producen mareo continuo. Es el momento, porque la banca doméstica resucita

¿Por qué no se han fusionado Santander y Bankinter? Por dos razones: por una parte, aunque Jaime Botín tenía, y tiene, una posción mucho más destacada en Bankinter que Emilio Botín en el Santander, la participación del conjunto de ambas familias en la entidad resultante tampoco sería como para tirar cohetes. 

La otra razón es que la Consejera Delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa, aspiraría a Ceo de la entidad resultante. Y eso podría suponer un problema.

En cualquier caso, Ana Botín hace bien en torear las reclamaciones de BCE y fondos. Lo que no hace bien es en estar continuamente modificando el organigrama. Los cambios continuos producen mareo continuo en las organizaciones y para dejar cadáveres en el camino conviene ser muy poderoso.