Ana Botín: todos los bancos quieren hacer banca privada, esa que considera a cada cliente como una gestión integral del ahorro de cada familia o de cada individuo. Dependiendo del volumen de dinero se puede hablar de banca personal, banca privada, patrimonial, etc.
Ojo, el Santander ya tiene división de banca privada. De hecho, la división ha recibido premios de forma recurrente. Ahora bien, el debate interno se refiere a cantidad y calidad. En calidad, Ana Botín duda entre establecer una firma de banca privada o mantener la actual situación: banca privada según volumen de negocio, en la propia red de oficinas, crear una firma especializada en banca privada -ahora no tiene una, tiene varias, que es como no tener ninguna-, al estilo del Open Bank en banca digital. En el Consejo, hay opiniones para todos los gustos.
Pero, sobre todo, el espíritu de la banca privada resulta bastante ajeno al Santander, más acostumbrado a exprimir al cliente que a cuidarle.
En cualquier caso, sea cual sea la decisión lo cierto es que afecta al ya de por sí controvertido nombramiento del mexicano Héctor Grisi como consejero delegado... ¡con siete meses de adelanto!, dado que será efectivo a partir de 1 de enero próximo.
Y es que Ana Botín, ante las reclamaciones del Banco Central Europeo (BCE), insiste en que ella no es presidente ejecutiva e insiste en que no está en el Comité de Dirección: claro, responden sus críticos, pero es que usted está creando unidades (banca corporativa, banca privada, banca digital) que ya con José Antonio Álvarez -que oficialmente no ha terminado- quedaron al margen del Ceo y que reportaban directamente a la Presidencia: ¿Seguro que no es ejecutiva?
Además, con Héctor Grisi va a ocurrir lo mismo que con Onur Genç en el BBVA: no sólo es que sea un consejero delegado con poderes recortados, es que, además, tardará un tiempo en hacerse con un banco que sólo conoce desde fuera, desde la periferia y en un país cuya banca simplemente desconoce.
En definitiva, el nombramiento de Héctor Grisi no acaba de convencer al BCE. La presidente Botín se reserva demasiada cuota de poder ejecutivo... paralelo. En el Banco de España aseguran que en Francfort temen la perversión del modelo Chairman-Ceo, aunque reconocen que este modelo, tan amado en el mundo anglosajón, tiene mal encaje en España, donde estamos acostumbrados a las presidencias ejecutivas.