Deberíamos empezar diciendo que Ana Botín mantiene a José Antonio Álvarez como vicepresidente. Recuerden: Botín cesó a Álvarez como consejero delegado y le mandó a Santander España cuando se le ocurrió fichar al italiano Andrea Orcel. La cosa acabó como acabó, en los tribunales y Ana Botín se vio obligada a recuperar a toda prisa a Álvarez hasta que pudo sustituirle por Héctor Grisi. Pero algo había cambiado. A partir de entonces, Álvarez empezó a plantarse ante la presidenta y a imponer su criterio en determinadas cuestiones. Y así llegamos al momento presente cuando, hete aquí que doña Ana tiene como principal apoyo en el consejo... a José Antonio Álvarez.
Y esto es bello e instructivo, porque Ana Botín acaba de liberarse de otro vocal que tenía la fea costumbre de llevarle la contraria: Bruce Carnegie-Brown. Lo que no deja de ser curioso, porque un consejero independiente puede permanecer hasta 12 años en el consejo, cuando don Bruce sólo llevaba nueve. Cuando esto sucede, es costumbre, más si se trata del consejero-coordinador, la CNMV llama a la entidad cotizada y formula una pregunta muy antipática: ¿por qué ha cesado usted antes de tiempo a un consejero independiente cuyo primer contenido es controlarle a usted? Me muero de curiosidad por saber si Rodrigo Buenaventura se apresurará a cumplir con su 'deber', que el Santander es mucho Santander.
Carnegie-Brown será sustituido por Gleen Hutchins, un tecnólogo. Ninguna pega que poner a su currículo, siempre ligado a la tecnología, tanto en bancos como en reguladores bancarios. Y será el nuevo consejero independiente coordinador. Quizá lo más sobresaliente de Hutchins, además de su menor experiencia bancaria que la del saliente, sea que es todo un hombre de Davos... Y a Ana Botín le encanta el universo Davos.