Parece que Siemens apuesta ahora por el ‘método Enron’, tras el ‘esquema Villalonga’, todo ello buscando que le salpique poco o nada la crisis de su filial energética (Siemens Energy) por culpa de Gamesa. Pero ¡cuidado! Y es que el gigante industrial alemán ha vuelto a traspasar parte de su participación en Energy a su fondo de pensiones (Siemens Pension-Trust)... y no olviden que ahora emplea a unas 320.000 personas en todo el mundo.

Recuerden que Enron fue una energética estadounidense que protagonizó una de las mayores bancarrotas de su país en 2001. Su reputación comenzó a caer por rumores sobre pago de sobornos y tráfico de influencias para hacerse con contratos y por unas técnicas contables fraudulentas (avaladas por la auditora Arthur Andersen), por ejemplo el ‘maquillaje’ de pérdidas con el resultado de sus subsidiarias. Todo esto provocó el desplome de la cotización y la quiebra de la compañía, así como muchos ejecutivos acusados de cargos y condenados a prisión, y pérdidas milmillonarias para accionistas y empleados (perdieron tanto en pensiones como en precio de las acciones) que recibieron devoluciones limitadas en los juicios que se produjeron. Una bancarrota que fue llevada al cine: primero en 2005 en el documental Enron, los tipos que estafaron a América, dirigido por Alex Gibney y basado un best seller escrito por Bethany McLean y Peter Kind, al que luego siguieron la película La verdad sobre el caso Enron, de Penelope Spheeris; y su remake en tono de parodia Dick y Jane: Ladrones de risa, de Dean Parisot. Además, el ‘caso Enron’ apareció en la famosa serie animada Los Simpsons.

Lleva un tiempo apostando por el ‘esquema Villalonga’, el mismo que aplicó Juan Villalonga cuando presidía Telefónica, bajo el principio infundado y anglosajón de que la suma de las partes vale más que el todo. Un sistema que le ha ido muy bien con la escisión de su compañía de dispositivos médicos (Siemens Healthineers), pero no tanto con la de su filial energética... sobre todo por culpa de la crisis que atraviesa Gamesa

Como saben, Siemens lleva un tiempo apostando por el ‘esquema Villalonga’, el mismo que aplicó Juan Villalonga cuando presidía Telefónica, bajo el principio infundado y anglosajón de que la suma de las partes vale más que el todo. Un sistema que le ha ido muy bien con la escisión de su compañía de dispositivos médicos (Siemens Healthineers), pero no tanto con la de su filial energética... sobre todo por culpa de la crisis que atraviesa Siemens Gamesa. A pesar de esto, en su ejercicio fiscal 2022, la crisis de Siemens Energy no llevó a pérdidas al gigante industrial sino sólo a reducir su beneficio neto un 34%... y en su año fiscal 2023 lo ha notado aún menos porque ha tenido un beneficio neto récord de 7.949 millones de euros; y ha aumentado sus ingresos un 8%, a 77.769 millones. Eso sí, ha preferido no dar importancia a estos números para insistir en el chantaje y la caradura sin límites, pidiendo al Gobierno español que también rescate a Gamesa... que ya tiene accionistas alemanes.

Para que la crisis de Energy provocada por el fabricante de aerogeneradores antes español y ahora alemán le afecte aún menos, el pasado junio, Siemens transfirió un 6,8% de su participación al fondo de pensiones, quedándose con el 25,1% de Siemens Energy... y ahora ha traspasado otro 8%, sumando un 17,1%. Además, su director financiero, Ralf P. Thomas, ha renunciado a su puesto en el Consejo de Supervisión (el órgano que más manda en las empresas alemanas y que supervisa al Consejo de Administración) de la filial energética.

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Paralelamente, el chantaje de la filial energética quedó patente hace un mes con el anuncio de ajustes de 400 millones, pero sin aclarar si habrá despidos y cierres. Ahora, la Federación de Industria, Construcción y Agro (FICA) de UGT ha subrayado que sigue “seriamente preocupada por la situación de Siemens Gamesa debido a que, a día de hoy, todavía desconocemos la fecha en la que la compañía va a reanudar la venta de los aerogeneradores terrestres. Esta decisión, que se preveía para finales de este año, tiene en vilo a todos los trabajadores y trabajadoras del Grupo en España”. Asimismo, ha recalcado que “la paralización en las ventas de los aerogeneradores terrestres mientras los centros productivos se encuentren en flexibilidad negativa o bajo ERTEs, está provocando una situación crítica en nuestro país que, además, está impactando negativamente en los proveedores”.