Siemens insiste en su caradura en España. Ahora quiere vender un 6% de Siemens Energy, la división energética que escindió hace unos años y que es la dueña de Siemens Gamesa. Y ojo, porque esta última acaba de vender su negocio de electrónica de potencia a la compañía tecnológica sueco-suiza ABB (lo que incluye el traspaso de dos plantas en nuestro país y 400 empleados) y además ha lanzado un ERTE para 360 trabajadores en fábricas (en la de Asteasu y en las dos de Burgos) y en las oficinas de Zamudio.
El gigante industrial alemán busca seguir haciendo caja con su división energética… y eso que ya no le afecta la crisis del fabricante de aerogeneradores, pues tuvo beneficio récord en su último ejercicio fiscal. Y encima, elevó el dividendo. Ahora planea vender el 6% de su participación en Siemens Energy (que actualmente es del 17%, y que lleva años reduciendo en distintas desinversiones), según ha referido su director financiero, Ralf Thomas. Un porcentaje que equivaldría a unos 2.600 millones de euros, cifra que le vendría muy bien a Siemens para financiar la compra de la Altair, una compañía estadounidense de soluciones de software, nube, datos e Inteligencia Airtificial (IA), que tiene un valor de empresa (la suma de su deuda y de sus fondos propios) de casi 10.000 millones. Una cifra muy elevada ante la que Siemens también podría plantearse vender parte de su participación en Siemens Healthineers (su unidad de tecnología médica, la cual se aprovecha de muchas subvenciones públicas y contratos públicos en Sanidad), según los analistas del Banco Sabadell. Una participación que asciende al 75%, por lo que tiene más margen que en Siemens Energy para hacer caja con más operaciones.
Cabe recordar que el gigante industrial alemán ha estado unos años apostando por el ‘esquema Villalonga’, el mismo que aplicó Juan Villalonga cuando presidía Telefónica, bajo el principio infundado y anglosajón de que la suma de las partes vale más que el todo. Esto le fue bastante bien con la escisión de su negocio de dispositivos médicos (Siemens Healthineers), pero no tanto con la de la división energética (Siemens Energy) debido, en gran parte, a la crisis en Gamesa. Eso sí, el fabricante de aerogeneradores, antes español y ahora alemán, ha ido de mal en peor desde que cambió de manos y que ni siquiera Ignacio S. Galán, presidente de Iberdrola, se quedó para ayudar a los accionistas minoritarios, sino que sacó tajada de su salida de la compañía que fundó su amigo Juan Luis Arregui, hoy presidente de honor y primer accionista de Ence. Ante dicha crisis, Siemens se intentó guardar las espaldas y prefirió el ‘método Enron’, que debe su nombre a la energética estadounidense que protagonizó una de las mayores bancarrotas en 2001: se revelaron pago de sobornos y tráfico de influencias para hacerse con contratos y técnicas contables fraudulentas (por ejemplo, el ‘maquillaje’ de pérdidas con el resultado de subsidiarias) que hundieron la cotización y provocaron la quiebra, muchos ejecutivos fueron acusados de cargos y condenados a prisión, y hubo pérdidas milmillonarias para accionistas y empleados (perdieron tanto en pensiones como en precio de las acciones). Y es que ahora Siemens ya sólo controla el 17,1% de su división energética, tras haber transferido un 6,8% de su participación al fondo de pensiones en junio de 2023 y otro 8% en diciembre de ese mismo año (como se puede ver en la imagen inferior)... y ahora quiere bajar de nuevo, vendiendo un 6%.
En paralelo, la división energética sigue a lo suyo: insiste en los despidos -4.100 en total, de estos 430 en España- que anunció hace meses y de los que aún no había dado muchos detalles, y todo ello a pesar de haber ingresado más y ganar 1.184 millones en su último ejercicio fiscal. Claro que parece que el ajuste será algo mayor del previsto. Siemens Gamesa (antes española y ahora al 100% propiedad de los alemanes de Siemens Energy) ha acordado la venta de su negocio de electrónica de potencia a ABB, pero se desconoce el precio. Dicho negocio incluye el diseño y producción convertidores, inversores y armarios de control para las industrias eólica, solar y de almacenamiento. Claro que no sólo se trata de una venta, sino que el acuerdo incluye el traspaso de unos 400 empleados, dos plantas (situadas en Madrid y Valencia) y algunos activos adicionales de otros países (EEUU, China, India y Australia). Además, han pactado una colaboración a largo plazo para que ABB suministre la electrónica de potencia a las turbinas de eólica terrestre y eólica marina de la vendedora.
Pero eso no es todo, el fabricante de aerogeneradores ha lanzado un ERTE para 360 trabajadores. Un ajuste temporal, por ahora, que se aplicará en tres fábricas (la de Asteasu, en Guipúzcoa; y en dos de Burgos), así como en las oficinas de Zamudio (Vizcaya).
Si se suman ambas operaciones, además de dinero, tenemos a unos 760 empleados afectados... por tanto, más de los que 430 previstos en un principio y que aún no se habían detallado. Eso sí, 360 son los del ERTE, por lo que sólo cabe esperar que la medida temporal no se convierta en otra de otro tipo, es decir, que el ERTE no se convierta en un ERE. Además, no hay que olvidar que a Siemens y a sus divisiones (escindidas en mayor o menor medida) no les gusta mucho eso de competir para llevarse contratos públicos, pero se hacen con un buen número de ellos, y además, reciben ayudas y subvenciones públicas.