Una de dos: o en el Gobierno Sánchez no hay nadie con dos dedos de frente o sencillamente es que les da lo mismo dos que dos mil. No descarten ninguna de las dos opciones… o incluso las dos al mismo tiempo. Decimos esto porque, tras el anuncio de compra del 10% de Telefónica por parte de la Sepi -martes tras el cierre de mercado-, la cotización de la teleco amaneció este miércoles con un alza del 7%, que se ha ido enfriando a lo largo de la sesión hasta situarse en el entorno del 3%, frente a un Ibex prácticamente plano.
En definitiva, la Sepi, o sea, el Gobierno, tendrá que pagar más que los 2.065 millones que dijimos ayer en Hispanidad, a no ser que la cotización baje hasta volver al precio anterior al anuncio, algo poco probable porque los inversores saben que la Sepi, o sea, el Gobierno, va a comprar sí o sí un 10%.
En Moncloa sólo tenían que fijarse en lo que hicieron los saudíes de STC, que antes del anuncio le encargaron a Morgan Stanley que comprara opciones sobre acciones de Telefónica para asegurar el precio. El Gobierno Sánchez, sin embargo, no hizo nada de esto. También es verdad que no compra con su dinero sino con el dinero de todos los españoles y es ahí cuando demuestra que le da lo mismo dos que dos mil. Si los ministros y el propio Sánchez tuvieran que rascarse el bolsillo, bien que habrían tenido en cuenta el precio de la acción.
Al margen de la cuantía de la inversión, la oficialidad insiste en que el objetivo de la compra es asegurar la españolidad de la compañía, dado su carácter estratégico y tras la entrada de los saudíes de STC. Es decir, se trata, según esta versión, de una compra amistosa. Pero entonces, ¿por qué no avisó previamente el Gobierno a la cúpula de Telefónica? Porque en el Distrito C, la operación les pilló por sorpresa, como adelantó Hispanidad. Se especulaba con la compra, en algún momento, de un 5% del capital o, incluso, con que finalmente no se llevaría a cabo.
La segunda interpretación, la más verosímil, es que Sánchez busca controlar la compañía. Por eso, el siguiente paso será entrar en el Consejo de Administración, hasta con dos consejeros, donde ya cuenta con el socialista Javier de Paz como consejero Otro Externo.
Y luego está la interpretación de Gabriel Rufián, que aboga directamente por nacionalizar Telefónica. Pero para controlar la teleco, y cualquier otra empresa, no es necesario nacionalizarla. Se puede hacer de una manera más sencilla y con mucho menos dinero.