Donald Trump no ha esperado para tomar decisiones clave y lo ha hecho de forma inmediata tras tomar posesión. Una de ellas es que, como ya hiciera en su primer mandato como presidente de EEUU (2017 a 2021), ha retirado al país de la “estafa injusta” del Acuerdo Climático de París. Asimismo, ha declarado la emergencia energética nacional... lo que le permitirá impulsar el fracking (o fractura hidráulica para extraer petróleo y gas natural).
Recuerden que Joe Biden había vuelto a incorporar al país al Acuerdo de París cuando llegó a la Casa Blanca en 2021. Ahora Trump lo ha vuelto a retirar y ha subrayado que “EEUU no saboteará nuestras propias industrias mientras China contamina con impunidad”. Europa y muchos de sus países (entre ellos, España, empeñado en ser ‘el más listo’ de la clase ecologista) deberían tomar buena nota y hacer lo mismo... aunque tristemente no parece probable porque les gusta ser muy ‘verdes’ y progres.
Trump: “Me retiro de inmediato de esta estafa injusta y unilateral del Acuerdo Climático de París. Estados Unidos no saboteará nuestras propias industrias mientras China contamina con impunidad”.
— Wall Street Wolverine (@wallstwolverine) January 20, 2025
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La retirada del Acuerdo de París se recoge en la orden ejecutiva ‘Putting America First in International Environmental Agreements’ (‘Poner a EEUU en primer lugar en los acuerdos ambientales internacionales’) y se destaca que en los últimos años, el país “ha pretendido sumarse a acuerdos e iniciativas internacionales que no reflejan los valores de nuestro país ni nuestra contribución a la consecución de objetivos económicos y ambientales. Además, esos acuerdos desvían el dinero de los contribuyentes estadounidenses hacia países que no requieren ni merecen asistencia financiera en beneficio del pueblo estadounidense”. Trump no sólo retira a EEUU del Acuerdo de París sino de cualquier otro acuerdo realizado bajo el paraguas de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y pone fin al Plan Internacional de Financiamiento Climático de EEUU, el cual suponía un gasto de unos 10.000 millones de dólares anuales (unos 9.663 millones de euros al año), tras cuatro años donde ha imperado el ecologismo radical de Biden.
US President Trump formally withdraws America from the Paris Agreement on climate change immediately (and any other agreement made under the UNFCCC umbrella) plus also ends the US International Climate Finance Plan (about $10 billion annually) https://t.co/B5obi9dTG9
— Javier Blas (@JavierBlas) January 21, 2025
Parece que Trump no se cree la gran mentira del calentamiento global ni la existencia de la emergencia climática. Por tanto, se mueve en la misma línea que demuestra el documental Clima: la película, obra de Martin Durkin donde los científicos hablan de un muy leve aumento de la temperatura y de que este no ha sido provocado por el CO2, por lo que el hombre no es el culpable.
En paralelo, ha estrenado su segundo mandato declarando la emergencia energética nacional, lo que le permitirá impulsar el fracking. Se trata de otro gran gesto en favor de la fractura hidraúlica, tras haber designado como nuevo secretario de Estado de Energía a Chris Wright, CEO y fundador de Liberty Energy, la segunda mayor empresa de fracking de Norteamérica. Recuerden que esta técnica de extracción de hidrocarburos no gustaba nada a Joe Biden ni a Kamala Harris, aunque esta última cambió de postura durante la campaña presidencial y señaló que no la prohibiría en caso de ser elegida presidenta. En la orden ejecutiva que decreta dicha emergencia, cabe destacar la definición de “energía” o “recursos energéticos” que incluye: “significa petróleo crudo, gas natural, condensados de petróleo, líquidos de gas natural, productos refinados de petróleo, uranio, carbón, biocombustibles, calor geotérmico, el movimiento cinético del agua corriente y minerales críticos”.
El magnate estadounidense, de nuevo, al frente de la Casa Blanca, ha suspendido temporalmente la concesión de nuevos arrendamientos y permisos para eólica marina en el país
Por tanto, no se incluye ni la energía solar, ni la eólica, ni las baterías (o sea, el almacenamiento). Se avecinan dificultades para muchas energéticas, destacando; las españolas Iberdrola y Acciona, y en menor medida en los casos de Repsol y Naturgy; la portuguesa EDP Renovables (filial verde de EDP), las danesas Vestas y Orsted, o la francesa EDF (que tiene una sociedad conjunta al 50% con la petrolera anglo-neerlandesa Shell de eólica marina). En paralelo, Orsted acaba de anunciar un cargo por deterioro de unos 1.662 millones de euros en el cuarto trimestre en sus activos de EEUU, por el incremento del coste de capital, la revalorización de los arrendamientos de los fondos marinos y sobre todo, los mayores costes del proyecto eólico de Sunrise que estaba en construcción. Este anuncio no es culpa de Trump, pero ha provocado que la cotización de Orsted se hunda un 13%. Eso sí, el magnate estadounidense, de nuevo, al frente de la Casa Blanca, ha suspendido temporalmente la concesión de nuevos arrendamientos y permisos para eólica marina en el país... lo que unido al deterioro reconocido por Orsted está provocando descensos en bolsa de numerosas energéticas.
Por su parte, la alemana Siemens Energy tiene oficinas en 84 ubicaciones en EEUU, entre ellas, más de 20 fábricas. Aunque Trump ya se ha pronunciado en contra de los molinos de viento, algo que Siemens Energy podría notar al ser fabricante de turbinas eólicas, también podría aprovecharse del renacimiento de la energía nuclear en dicho país. “En todas sus formas -desde las grandes plantas nucleares tradicionales hasta las que utilizan sodio y los pequeños reactores modulares (SMR)- se necesitan turbinas de vapor”, señala en su página web. “El alcance de Siemens Energy en materia nuclear se centra en la “isla convencional”, proporcionando componentes individuales que van desde turbinas de vapor y generadores hasta transformadores y equipos de información y control”, añade. Al hilo de esto, cabe referir que el pasado agosto, el hoy 47º presidente de EEUU prometió fomentar la producción de energía nuclear si ganaba las elecciones, así que habrá que darle algo de tiempo. Por ahora, se ha visto que a Trump le gusta mucho el petróleo (aunque no el de Venezuela... y dejará de comprarlo a la dictadura de Maduro) y no hay que olvidar que en EEUU ocho reactores tienen licencia para funcionar 80 años y otros 80 para hacerlo durante 60, de los 92 reactores con los que cuenta en total.