Conviene recordar que venimos de un cierre total durante la pandemia, que provocó un aumento muy importante de la deuda, parte de la cual llegó en forma de ayudas públicas del Gobierno alemán. En cualquier caso, es deuda que hay que devolver, y en eso está trabajando TUI, el mayor turoperador europeo cuyos principales mercados emisores son Alemania y Reino Unido.

Según los resultados de su primer trimestre fiscal (octubre a diciembre), publicados este martes, la facturación aumentó un 15%, hasta los 4.300 millones de euros y el beneficio neto fue de seis millones, que comparan con las pérdidas de 231,8 millones de euros del mismo periodo del ejercicio anterior.

Al esfuerzo por retomar el pulso a la actividad y abandonar los números rojos se une el empeño obligado de reducir deuda, que en su momento más álgido llegó a superar los 5.000 millones. En diciembre de 2023 cerró en 3.000 millones tras reducirla en 1.300 millones durante los últimos doce meses. La buena noticia es que, según la compañía, se ha logrado reducir gracias a la generación de caja. La noticia menos buena, aunque sin duda positiva, es que, según el consejero delegado, Sebastián Ebel, en 2024 seguirá reduciendo la deuda, aunque a un ritmo más moderado. No todos los años se pueden amortizar de golpe y porrazo 1.300 millones de euros.

Y eso que las previsiones son muy optimistas y el turoperador confía en que 2024 sea aún mejor que 2023. Así se desprende del hecho de que las reservas cerradas para el próximo verano han aumentado un 8% respecto a 2023. Estamos en febrero y TUI ya ha vendido el 32% de las plazas para la temporada alta, algo que, sin embargo, no ha convencido a los inversores. La cotización de TUI cae más de un 2% este martes y acumula una depreciación superior al 6% desde que comenzó el año.