El turismo sigue siendo la gallina de los huevos de oro de la economía española, una economía que, desgraciadamente, lleva años desindustrializándose. Menos mal que nos queda el turismo, que este año crecerá más de lo previsto, tras unos resultados “excelentes” en verano, como ha señalado este miércoles José Luis Zoreda, vicepresidente ejecutivo de Exceltur, durante un encuentro con la prensa para presentar el balance del tercer trimestre y las previsiones para el cuarto.

De esta manera, la patronal apunta a un crecimiento del 6,3% de la actividad turística para el conjunto del año (frente al 4,6% estimado en julio), hasta los 207.929 millones de euros. El turismo cerrará 2024 aportando el 29,4% del crecimiento global de la economía y el 13,4% del PIB español. Si se cumple, habremos vuelto a los niveles previos a la pandemia, según Exceltur.

Si nos centramos en el verano, vemos que la demanda extranjera fue el motor que permitió aumentar un 6,3% las ventas del sector, mientras la española registró un leve descenso en viajes y pernoctaciones en alojamientos reglados, aunque con un aumento del 3,9% en gasto con tarjeta.

Hasta ahí, todo estupendo y con un excelente porvenir, si no fuera por la amenaza que supone el desbocado crecimiento de las viviendas de uso turístico (VUT). Estamos hablando de casi 50.000 plazas más que en verano de 2023, en las 25 principales ciudades españolas, hasta registrar un total de 388.453.

Para que se hagan una idea, en España actualmente hay 491.000 plazas en alojamientos reglados, en los que se incluyen hoteles, hostales, casas rurales, etc. En Madrid, por ejemplo, al cierre del tercer trimestre había 84.700 plazas VUT (+24,8% respecto a 2023), frente a 92.400 plazas hoteleras. En Málaga, las plazas VUT alcanzan las 39.600 (+17,8%), casi el triple que las 14.100 hoteleras.

“Hay lugares que no están preparados para ese crecimiento”, afirmó Zoreda, y es lo que está provocando el rechazo social al turismo. Esa es la gran amenaza del sector actualmente y lo más preocupante es que las Administraciones Públicas, a todos los niveles, no están haciendo nada para solucionarlo, con contadas excepciones. Por ejemplo, Cataluña y, concretamente Barcelona, lo está afrontando bien, mientras que Madrid, tanto la Comunidad como el Ayuntamiento, no.

El sector, por su parte, presentó, a finales de junio, el manifiesto “Por un turismo con propósito, responsable, inclusivo y regenerativo. El turismo que todos queremos”, con medidas concretas para el sector. Moncloa, de momento, no se ha dado por aludida… y el problema es serio.