The Walt Disney Company está en crisis y en gran parte se debe a tanto progresismo al ser un gran discípulo de los postulados del Nuevo Orden Mundial (NOM) que se resumen en ideología de género (feminismo y homosexualismo) y ateísmo (mucho panteísmo y nada de Dios, e incluso se da protagonismo al demonio). Una apuesta ideológica que le ha llevado a impulsar una agenda LGTBI en los contenidos, que ya no son tan inocentes, y también a pasar al adoctrinamiento (o “corrupción de menores”, según el líder de Vox, Santiago Abascal). Tanto progresismo le ha llevado a: protagonizar numerosas polémicas, tener algunos fracasos de taquilla (Mundo extraño, entre otros), registrar desplome bursátil, tener cifras decepcionantes en sus últimos resultados (los de su cuarto trimestre fiscal del ejercicio 2022, correspondientes a los meses de julio a septiembre) y anunciar una ralentización en ‘streaming’ para noviembre y enero.
Todos estos motivos contribuyeron al cese fulminante de Bob Chapek como CEO que se produjo hace casi dos meses. Se recuperó a Bob Iger (71 años), que había liderado la factoría de Mickey Mouse entre 2005 y 2020, periodo en el que el valor de su acción se disparó un 554%. Este último es un estadounidense de origen judío que convirtió Disney en un gigante del entretenimiento, impulsando varias compras (Pixar, Marvel, Lucasfilm y 21st Century Fox), aunque también apostó por la ideología en los contenidos. Ha vuelto a su antigua casa para ser el primer ejecutivo durante dos años, en un periodo cada vez más complejo de transformación de la industria y de una elevada y creciente competencia.
La cotización de Disney ha subido un 3,6% tras conocerse el cambio en la presidencia y acumula ya un alza del 12% en lo que va de año, aunque aún registra un descenso del 36% en los últimos 12 meses y del 9,75% en el último lustro
Es cierto que en su último año fiscal (octubre 2021 a septiembre 2022) los resultados no fueron tan malos sobre todo en el cuarto trimestre: se disparó el beneficio neto (+58%) y crecieron los ingresos (+23%), gracias sobre todo a la recuperación de los parques tras la pandemia. Eso sí, en todo el año 2022, la cotización ha tenido un desplome del 40%. Ahora, tras cortar la ‘cabeza’ de Chapek, ha llegado el turno de otra: la de la presidenta, la lesbiana Susan E. Arnold (68 años), y aunque se ha aludido a que se había cumplido el límite de 15 años sentada en el Consejo de la factoría de Mickey Mouse, también conviene referir que su liderazgo fue cuestionado por la forma en que gestionó los últimos meses con Chapek. Y ojo, recuerden que el nombramiento de Arnold se anunció a bombo y platillo en diciembre de 2021, al tratarse de la primera presidenta en la historia de Disney, pero sólo ha durado poco más de un año.
Arnold deja la presidencia de Disney en manos de Mark Parker (67 años), que lleva siete años como consejero independiente de dicha compañía. Se trata del actual presidente ejecutivo de Nike, multinacional en la que lleva trabajando más de 40 años: entró en 1979 como diseñador de calzado, llegando a ser nombrado CEO en 2006, cargo que dejó el 13 de enero de 2020 para desempeñar el de presidente ejecutivo. “Mark Parker es un líder increíblemente respetado que, durante siete años como consejero de Disney, ha ayudado a la compañía a navegar de manera efectiva a través de una época de cambios sin precedentes”, ha afirmado Arnold. “Durante sus cuatro décadas en Nike, Mark ha liderado una de las marcas de consumo más reconocidas del mundo a través de varias evoluciones del mercado y una exitosa transición de consejero delegado, y está en una posición única para presidir el Consejo de Disney durante este período de transformación”, ha añadido.
Peltz ha recordado que durante el primer mandato de Iger como director ejecutivo desde septiembre de 2005 hasta febrero de 2020, la capitalización casi se quintuplicó, pasando de 48.000 millones de dólares a más de 230.000 millones de dólares. Actualmente, está en unos 182.000 millones de dólares
Parker tiene tres importantes tareas que afrontar desde su nuevo puesto, aunque no abandonará Nike. La primera será buscar y contribuir a la elección del sucesor de Iger, que sólo aceptó volver como CEO durante dos años; la segunda será ‘luchar’ con el crítico inversor Nelson Peltz, dueño del fondo de inversión Trian Partners que posee una participación en Disney valorada en unos 900 millones de dólares; y la tercera será lograr la revalorización bursátil. En su comunicado, la propia Disney ha referido que durante el primer mandato de Iger como director ejecutivo desde septiembre de 2005 hasta febrero de 2020, la capitalización casi se quintuplicó, pasando de 48.000 millones de dólares a más de 230.000 millones de dólares. Actualmente, su capitalización está en unos 182.000 millones de dólares. Eso sí, parece que hay algo de optimismo respecto a la evolución en bolsa: la cotización de Disney ha subido un 3,6% tras conocerse el cambio en la presidencia y acumula ya un alza del 12% en lo que va de año, aunque aún registra un descenso del 36% en los últimos 12 meses y del 9,75% en el último lustro.
Respecto a Peltz, en dicho comunicado, el Consejo de Disney ha respondido a la carta de Peltz, que quiere entrar en dicho órgano, recomendando que los accionistas no apoyen su candidatura en la próxima Junta de Accionistas. Este inversor activista, en una carta, se ha quejado de que la acción de Disney se encuentra rondando mínimos de ocho años, un reflejo del “fracaso de los planes de sucesión, los exagerados sueldos y de una falta de disciplina a la hora de controlar los costes”, y también del sobreprecio que, en su opinión, Disney pagó a cambio de los activos de 21st Century Fox. Es más, ha criticado la estrategia del gigante de ocio y entretenimiento, pidiendo reducir costes y recuperar los dividendos en 2025. Asimismo, ha creado una página web llamada Restore the magic (Devuelve la magia), donde expone el plan que debería acometer Disney. Y por cierto, hace años, Peltz ya protagonizó una intensa batalla en la multinacional de productos de consumo Procter & Gamble para entrar en su consejo de administración... y finalmente lo consiguió en 2018. En P&G trabajó Arnold muchos años e incluso llegó a ser presidenta, cargo que ejerció hasta el 1 de septiembre de 2009.
En paralelo, recientemente Iger ha ordenado la vuelta al trabajo presencial durante cuatro días a la semana a partir del próximo 1 de marzo. Considera que “la creatividad es el corazón y el alma de lo que somos y de lo que hacemos en Disney. Y en una empresa creativa como la nuestra, nada puede sustituir la capacidad de conectar, observar y crear junto a nuestros compañeros que se genera estando físicamente juntos, ni tampoco la oportunidad de crecer profesionalmente a través del aprendizaje de líderes y mentores. Creo que trabajar juntos más en persona será beneficioso para la creatividad y la cultura de la compañía y para las carreras de los empleados”.