El delito que aletea alrededor del caso Villarejo-BBVA es el de cohecho. Es decir, contratar a un funcionario público, llamado Villarejo, para expiar al enemigo privado.
Van ahí porque, aun cuando la obligación de la fiscalía es plantear el cohecho, resulta que el señor Villarejo tenía una empresa abierta nada menos que en Torre Picasso, con más de 30 trabajadores, mientras seguía ejerciendo como comisario de policía. Por eso, consiguió tantos contratos.
Bueno, y también porque lo que diferencia el caso del BBVA y las otras carpetas Villarejo es que en el caso FG, hay pruebas, más que en los otros. Sencillamente.
En cualquier caso, FG brama por los desimputados: Brufau, Fainé, Galán, etc.
En cualquier caso también, la noticia es que, según fuentes jurídicas, Francisco González ha vuelto a insistir: quiere declarar de nuevo... justo cuando García-Castellón pretendía cerrar la instrucción. ¿También busca comprometer a Carlos Torres y al BBVA? Parece que sí. Entre los dos, ahora mismo, no hay relación.